El Gran Teatro del Mundo

Antonio Zugasti

 

En la España de Franco se decía: “Aquí hay libertad, puedes ser del Madrid o del Atlético”. Ahora esa libertad se ha ampliado mucho, no cabe duda. Ahora puedes votar a Rajoy, a Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias, o puedes tirar tu voto en alguna opción minoritaria a la que una amañada Ley Electoral no le da la menor oportunidad de conseguir un representante. Puedes votar a quien quieras, pero la democracia, eso de que manda el pueblo, sigue siendo un ideal lejano.  Mandar, lo que se dice mandar, mandan los de siempre, los que tienen la riqueza, los bancos y las grandes empresas.  Y a esos no los vota nadie. A todo tirar los votan los accionistas mayoritarios cuando hay que elegir presidente de la empresa. Pero  ser accionista mayoritario cuesta una cantidad de millones que, desde luego, no está al alcance de ningún lector de este artículo.

Pero el teatro les funciona perfectamente. Y les funciona perfectamente porque todos, desde la derecha y la izquierda, siguen hablando de democracia y colaborando con todo entusiasmo para mantener la representación en marcha. Cuando hay elecciones todos compiten  democráticamente para  conseguir los votos que los lleven al gobierno. Pero ninguno nos dice que no elegimos gobernantes, que realmente solo elegimos administradores al servicio del gran poder económico.

La derecha desde luego no lo va a decir, su idea de democracia es totalmente compatible con la autoridad suprema de  los poderes económicos. El PSOE tampoco. Es como el dios griego Jano, el de las dos caras, con la que mira al pueblo pone gesto de agitador de masas y habla de justicia y solidaridad. Con la que mira a la élite económica pone un gesto obsequioso, y cuando esta le ordena modificar la Constitución para asegurar el pago de la deuda por encima de los servicios públicos, no duda en someterse a sus órdenes sin el menor gesto de protesta.

Ahora con el lío de Cataluña se ha montado un gran tinglado a propósito de la soberanía. Pero soberano de verdad sólo es el gran capital, la Trilateral y compañía, que hablan por boca de sus testaferros políticos o económicos, la señora Merkel  o Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. Y ese poder va a seguir teniendo la verdadera soberanía, se independice Cataluña o no. Y si no, que se lo pregunten a los griegos.

Los líderes de los grupos políticos a la izquierda del partido socialista creo que son conscientes de esta situación, pero prefieren callárselo  o decirlo tan bajito que no se entera ni el cuello de su camisa. Quizá piensen que si la gente es consciente de esta realidad se va desanimar y no les votará. Pienso que es un grave error político. Si confiando en sus promesas de cambio, la gente les vota, y luego ve que tienen que rendirse ante el poder de los mercados, la frustración y el desencanto van a tener peores consecuencias.

Solamente sobre la verdad se puede construir algo sólido y duradero. Sobre la verdad que proclamaban los carteles del 15M,”Le llaman democracia ¡y no lo es!”.

Luchar para que la sociedad tome conciencia de la situación, no disimularla. Poner claramente de manifiesto que hemos llegado a esta democracia minusválida porque engañaron al pueblo y le llevaron a tomar una serie de decisiones políticas equivocadas. Pero, si nos hacemos conscientes de cuál es la realidad de hoy en el mundo, podemos dar los pasos adecuados para revertir esas decisiones políticas tan perjudiciales

Porque sólo partiendo de la verdad podremos llegar a disfrutar de una auténtica y real democracia. Recordar que ¡En un mundo de engaño universal, decir la verdad ya es revolucionario!

Antonio Zugasti

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