Una lucha en lo imposible

El trabajo para dar a conocer y parar una guerra por parte de los Comités de Solidaridad con África Negra

José García

(Federación de Comités de Solidaridad con ÁfricA Negra) 

Quiero dar testimonio aquí de una lucha en lo imposible. Empezaré no haciendo caso a la petición que me han hecho de no hablar de la guerra, pero si no lo hiciera así no se me entendería. Prometo, no obstante, ser breve en lo posible.

Los Comités de Solidaridad con África Negra somos una pizca, vamos, un casi nada a nivel social. 12 grupos; cada uno de ellos de 5 a 10 miembros aproximadamente. Económicamente manejamos muy poquito dinero. Hay muchas ONGs españolas que para un solo proyecto suyo manejan más dinero que el de todos nosotros juntos en un año. Tampoco somos personas que ostentemos poder o relevancia pública.

Existimos desde hace unos 14 años y el país con el que desde el principio mantenemos un vínculo especial es con el Congo (exZaire). Éste es un país enorme y enormemente rico en recursos naturales: oro, diamantes, coltán, petróleo, gas natural, cobalto, uranio… El caso es que EEUU quizás se percató hace tiempo de que aquel que controle el Congo 53 pg 7(dentro de su lógica imperialista) tiene la llave para controlar la mayor (y más rica) parte de África. Ayudó a Yoweri Museveni para que diera un golpe de estado en Uganda y posteriormente a Paul Kagame para que hiciera lo propio en Ruanda. Lo último fue apoyar a ambos para que invadieran la República Democrática del Congo en agosto de 1998. En este plan no importan las personas, incluso en ciertos momentos son un estorbo. El plan es tan cruel que a mí sólo se me ocurre compararlo con el exterminio de judíos que hicieron los nazis. Si no, hagan cuentas: 4 millones de congoleños muertos en 5 años. Delante de nuestras narices, en el mundo de la información y ¿quién está enterado? Pero no sólo los medios de información callan. ¿Y las grandes ONGs, por qué no lo denuncian con firmeza?  ¿Y las pequeñas como nosotros? Bueno, de las pequeñas ocurre que muchas ni saben de la existencia de este conflicto, y las que lo saben ¿cómo van a enfrentarse a EEUU? Por qué las grandes han hecho tan poco  es una pregunta cuya respuesta ignoro. El movimiento pacifista parece también desconocer esta guerra…

El panorama es desolador en el Congo. Muerte y más muerte. ¿Y quién se hace eco de tanto llanto? Cuatro gatos cuya voz no llega a casi ningún sitio. Pasan algunos años y seguimos siendo casi los mismos cuatro gatos. Nuestra voz no se oye, esta guerra es tabú. ¡Y desde el Congo frecuentemente nos agradecen cuanto intentamos por ellos! ¡Si supieran lo poco logrado! Y llega un momento en que nos dicen: ¡Si la guerra sigue así nos van a matar a todos! ¡Por favor, aunque no consigáis nada, no abandonéis! ¡Sois de las pocas esperanzas que tenemos! ¡Qué utópicos! ¿Qué esperan de nosotros? ¡Si somos nada para enfrentarnos a EEUU! ¡Ni se nos había imaginado pensar que nosotros podríamos hacer algo para parar la maquinaria de la guerra!

Y de utopía va el asunto. Un día nos planteamos que por qué no. Podamos o no podamos queremos embarcarnos en esta lucha en lo imposible. Tanta vida derramada nos exige ir más allá del realismo. Nos lanzamos en una campaña por la paz en el Congo siempre teniendo en cuenta nuestros contactos con organizaciones congoleñas. Y al ponernos en marcha no es que la utopía se esté haciendo realidad, sino que nosotros, paso a paso, nos estamos haciendo utopía. Y el dejarse transformar en utopía te transforma y transformas. Te contagias y contagias. Aparecen posibilidades allí donde antes estaba la nada. El monstruo sigue siendo el mismo, pero ya no nos tiene bloqueados con la sentencia de que no se puede hacer nada.

En este tiempo en el camino de lo imposible hemos avanzado lentamente, pero a ratos más de lo esperado. A veces sorprendiéndonos. Y cada vez somos más los convencidos de que hemos entrado en un proceso de continuo crecimiento y sin retorno. El pueblo congoleño ya no es el mismo. Nosotros ya no somos los mismos. Las redes europeas que trabajan a favor del Congo ya no son las mismas. Ahora nos dedicamos a entrevistarnos con políticos, a ir al Ministerio de Asuntos Exteriores ofreciéndoles nuestra información que proviene directamente del Congo, acudimos a reuniones en Bruselas, hemos multiplicado nuestros enlaces con la sociedad civil congoleña, con sus obispos… Hemos elaborado un libro con un disco que habla del tema. De los 3000 ejemplares editados, en un mes hemos difundido más de la mitad. Vamos a dar conciertos. Acabamos de inaugurar un comité en Kinshasa, capital de la R. D. Congo. Y estamos convencidos de que esto va a más.

Quisiera terminar con una frase que refleja el espíritu de gran parte de congoleños y congoleñas, que en el este, forman parte de las organizaciones de la sociedad civil. Esta frase (se la enseñó Mns. Kataliko) la pronunció a sus verdugos un colaborador nuestro cuando tras torturarle iban a ejecutarle: Es preferible morir por la verdad que matar a la verdad.  Y creer que no se puede hacer nada a veces es una forma de matar la verdad.

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