RESISTENTES ALTERNATIVOS

Javier DOMÍNGUEZ

 La sociedad civil, a plano internacional y también en España ha ido organizando la resistencia contra el poder opresor establecido, a través de movimientos alternativos que suelen nacer con poca fuerza, pero que van consolidándose e internacionalizándose y coordinándose con otros movimientos que luchan por otro mundo posible. Son los movimientos emergentes, los movimientos de liberación de la mujer, de liberación indígena, de liberación de pueblos oprimidos, movimientos solidarios, las llamadas ONG, movimientos antimilitaristas, anti Otan, contra la guerra, movimientos de defensa de los derechos de los negros, movimientos emigrantes y de defensa de los derechos de los emigrantes, movimientos ecologistas, movimientos ciudadanos….

A pesar de todos estos esfuerzos, a pesar de Portalegre, de que otro mundo es posible, del triunfo de Lula en Brasil, a pesar de la revolución zapatista en Chiapas, de la teología de la liberación, a pesar de Seattle, Génova, Barcelona, Nairobi, a pesar de todo este esfuerzo ético y solidario, a pesar de que el Presidente de Estados Unidos ya es negro, hemos vivido el establecimiento a plano mundial de unas condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas, que nos han ido imponiendo gradualmente a lo largo de treinta años, sin prisa, pero sin pausa. Los dogmas de esta conspiración triunfante son: el mercado libre de capitales sin trabas ni impuestos, el estado mínimo, la privatización de todo lo rentable, la flexibilidad y precariedad del empleo, la supresión del convenio colectivo para llegar al contrato individual sin intervención de las leyes, la eliminación o precarización de los servicios públicos, sobre todo educación, sanidad y pensiones.

El mecanismo para llegar a esta situación ha sido la deuda externa: El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han sido los gendarmes encargados de obligar a los estados a que asuman la deuda privada de los Bancos y la conviertan en pública y la paguen apretando el cinturón a los más débiles. Los recursos del Estado no pueden emplearse en mejorar la vida de los ciudadanos sino en pagar la deuda a costa de su vida. Esto lo han impuesto en América Latina, en África y en Asia y ahora con la crisis lo están imponiendo en Europa, empezando por Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia…

Como dice José Luis San Pedro en el prólogo al libro ¡Indignaos! de Stéphane Hessel: “Actualmente en Europa y fuera de ella, los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado ya el bache y prosiguen con el neoliberalismo siempre sin grandes pérdidas. Sin embargo sus víctimas no han recuperado el trabajo ni su nivel de ingresos… Los financieros apenas han soportado las consecuencias de sus desafueros y sus dueños tienen más poder que los gobiernos”.

Pero últimamente, una ola de indignación recorre España. Indignación por hechos concretos muy graves: Más de cuatro millones de parados. Cerca de un millón de familias con todos los miembros en paro. El director de Telefónica anuncia en la misma Asamblea el reparto de 4.000 millones de beneficios, bonos millonarios para los directivos y el despido de 6.000 trabajadores porque la sección española no da tantos beneficios como las de América Latina. Bankia, antes Caja Madrid, despide a 4.000 trabajadores, con pagos millonarios y prejubilaciones efectuadas en parte con dinero del paro y pone un sueldo de diez millones a repartir entre Rodrigo Rato y sus dos ejecutivos más cercanos. Esperanza Aguirre entrega la gestión de los nuevos hospitales a las inmobiliarias y la gestión de las escuelas infantiles a empresas de servicios y privatiza el canal de Isabel II. Artur Más impone un recorte en los servicios sociales, sin precedentes en Cataluña. Los jueces expulsan de sus casas a los que no han podido pagar la hipoteca y les dejan sin casa y con la deuda. Camps forma un gobierno de corruptos en Valencia con la aquiescencia de la cúpula del partido. Los sindicatos pactan Expedientes de Regulación de Empleo con despidos millonarios pagados en parte con el dinero del desempleo. Los políticos apalancan sus grandes sueldos y se aseguran la pensión máxima al mismo tiempo que recortan los sueldos de los funcionarios y congelan las pensiones de los demás. La SGAE impone la ley Sinde a los internautas al mismo tiempo que, por medio de Sociedades interpuestas, se apropia de millones de euros de los autores. La Conferencia Episcopal nos pide que la financiemos con nuestros impuestos porque necesita dinero para Caritas y Manos Unidas y se lo gasta en una recepción apoteósica al Papa, que cuesta cien millones de euros. Telemadrid ilustra la violencia de los indignados con fotos de violentos con palos y piedras que atacan a la policía sin decir, aunque se ve por el uniforme y los letreros de los escudos, que se trata de la policía griega en Atenas. Intereconomía muestra unas fotos de la manifestación de la Puerta del Sol con muchos claros y poca gente, sin caer en la cuenta que al borrar a la gente por métodos digitales ha borrado la cabeza de un manifestante, que anda descabezado el pobre. Desaparece de internet (¿Por la ley Sinde?) un video en el que aparece un grupo de violentos en Barcelona. La policía en lugar de arremeter contra ellos, arremete contra los que están pacíficamente sentados en el suelo mientras el grupo de violentos se retira hacia los coches de la policía. Las cúpulas de los partidos ejercen un poder absoluto, dictatorial, sobre los parlamentarios de su grupo, que están obligados a votar lo que deciden entre cuatro y ni siquiera pueden hablar. La ley electoral prima a los grandes partidos y hace casi imposible la participación eficaz de los pequeños grupos. El Gobierno Socialista impone el más fuerte recorte de los últimos tiempos en los derechos de los ciudadanos y más que un gobierno parece un encargado por la Banca de meter en vereda a los ciudadanos. El Partido Popular busca el mando y el sillón y no la salida de la crisis o el empleo. El senado es una Cámara territorial, en la que el territorio representado es la Provincia y desconoce la existencia de las nacionalidades y los territorios autónomos, Es una cámara inútil y muy cara.

Estos y algunos otros son los hechos que han motivado la indignación de la ciudadanía, que se resume en esta frase:

POCO PAN PARA TANTO CHORIZO.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Decía Lutero King:

“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”

Hemos llegado hasta aquí porque hemos aceptado sin rechistar las políticas neoliberales, porque hemos colaborado en su política suicida, porque hemos aceptado hipotecas que no podíamos pagar, porque hemos participado con ellos en la sociedad de consumo irresponsable, porque nos hemos callado cuando caía en sus garras México, Argentina, Perú, Nicaragua, el Congo, y todo el llamado tercer mundo, porque hemos asistido sin protestar al encarcelamiento de los emigrantes, porque hemos dado nuestro voto y a veces con mayoría absoluta a los más corruptos.

Por eso ahora recibimos con alegría y esperanza este movimiento que toma las plazas, discute en asamblea los problemas para encontrar soluciones, abuchea a los políticos (¿qué menos?), se manifiesta delante de los parlamentos, impide el desahucio de los que han perdido su casa, protesta delante de la bolsa y de los bancos. En una palabra, grita NO a este tinglado de la antigua farsa que nos saca la sangre. En estos años de neoliberalismo global hemos ido consiguiendo cosas importantes. Hemos alcanzado derechos, que parecían imposibles de conseguir, a base de organizarse la sociedad civil en movimientos alternativos: En España, los insumisos consiguieron primero la objeción de conciencia y después la supresión del servicio militar obligatorio, las organizaciones feministas han dado un paso de gigante en la igualdad de derechos, las ONG son una realidad solidaria, salimos por las bravas de la guerra de Irak, los ecologistas han tomado fuerza, el foro social mundial es una realidad . Las organizaciones de defensa de los emigrantes proliferan y van dando sus frutos. Hemos conseguido una información alternativa a las omisiones, falsas verdades y mentiras de la prensa oficial, sobre todo a través de internet.

 Y ahora vemos con alegría y esperanza a esta generación que grita NO. No buscan el poder ni cambiar de amo sino inyectar racionalidad y ética a tanta locura y tanta injusticia.

Lo importante es que la ciudadanía cambie sus valores, que comprenda y asimile que la economía no debe orientarse a producir beneficios a los nuevos amos del mundo sino a satisfacer las necesidades de los seres humanos, empezando por los más débiles.

Y esto lleva su tiempo. No les exijamos que hagan en treinta días lo que nosotros no hemos podido conseguir en treinta años.


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