Reflexión: Unidad en diversidad

Farid Yazdani

 Como un pequeño planeta Tierra en miniatura, nuestro propio cuerpo nos enseña la innegable y exitosa relación entre unidad, unión y diversidad, presente en todas las realidades.

Hoy, como nunca antes, entender esta interdependencia planetaria y acompañarla conscientemente entre todos con acciones concretas y continuadas, es la clave para la supervivencia y la evolución armoniosa del ser humano.

Es éste un concepto que, desde el principio de la creación, ha estado siempre presente en todas las realidades, y las sociedades humanas no han sido una excepción a tal hecho. Tal vez, la siguiente metáfora pueda mostrarnos la importancia y lo necesario (hoy más que nunca) que es este marco conceptual en nuestras sociedades actuales.

Observando la naturaleza como una de las fuentes más ilustrativas, podemos ver, con suma claridad, la “unidad en diversidad” durante la formación del cuerpo biológico, por ejemplo, en el caso del cuerpo humano. Biológicamente, todo comienza cuando el esperma y el óvulo forman una unidad (cuando dejan de ser quienes son y construyen una nueva identidad) y sólo entonces es cuando se pone en marcha el complejo proceso de formación del cuerpo a través de una diversidad vital, en virtud de la cual miles de millones de células se crean para construir órganos y miembros con unas características propias y muy específicas: todos son independientes y necesarios y, sin embargo, comparten un propósito común: el de formar el cuerpo más saludable que esté a su alcance. Cada órgano, dentro de su diversidad e independencia, incide de manera directa e indirecta en el funcionamiento del resto. Una vez terminada la formación de los miembros que dan lugar a la totalidad del cuerpo, y en el momento en que el mismo abandona ese espacio concreto y con condiciones tan específicas como es el útero, es entonces cuando la “unión” que venía coexistiendo con la “unidad” empieza a tener un protagonismo vital, es decir, que cada miembro, aun siendo independiente, tiene que estar necesariamente unido al resto para su supervivencia y, en ocasiones, para la supervivencia y/o la utilidad del conjunto.

Por tanto, se puede decir que la unidad en diversidad, obligatoriamente en todo  momento de su realidad, precisa de la unión, que es lo que mantiene funcional e inclusive vivo al conjunto (recordemos cómo la amputación de una pierna produce disfunción, pero la amputación del corazón provocaría la muerte del cuerpo).

En mi opinión, este ejemplo nos ayuda a visualizar la importancia que tiene tanto el proceso de formación  de la “unidad” como su  conservación a través de la “unión”. El proceso biológico es bastante más fácil de observar, ya que, en él, los cambios se producen relativamente a corto plazo, así como por la evidente diferenciación de las etapas. Sin embargo, los procesos sociales no son tan visibles: no se ven tan a corto plazo, ni tampoco las demarcaciones de sus etapas, sino que se trata, más bien, de un proceso continuo. No obstante, algunos ejemplos nos pueden ayudar a ver esa relación de interdependencia en términos sociológicos, a saber: la economía globalizada, la ecología como hecho planetario, y una creciente emigración fruto de los desequilibrios económicos, ecológicos, políticos, etc.

Veamos ahora cómo estos ejemplos deberían funcionar dentro de la lógica de “unidad en diversidad y en unión”.

Cuando perdemos de vista los procesos industriales, porque se realizan en lugares distantes de donde residimos, nos podría parecer que la contaminación derivada de los mismos no nos afectará; sin embargo, los procesos ecológicos son planetarios, y sus consecuencias se manifestarán visiblemente en su forma inicial, o bien a posteriori, por sus efectos secundarios. Entonces, ¿cómo habría que traer a la realidad el concepto que estamos mencionando? En mi opinión, los siguientes puntos podrían ayudarnos a su implementación:

  • Ejercer un consumo equitativo y responsable (esta práctica fortalece la unidad, ya que tenemos en cuenta a los otros, respetando el derecho a su porción de recursos, tanto si disponen de ellos como si no; actualmente el derecho a los recursos está directamente supeditado a la capacidad económica del individuo, que puede disponer de casi todo lo que quiera sin límite alguno, siempre que lo pueda pagar).
  • Asumir las externalizaciones de los procesos industriales como un agravio a todos los seres vivientes y no considerarlos solamente como responsabilidad de los pueblos que viven en esos entornos (este enfoque fortalece la unión, ya que no deja a su suerte a los pueblos que tienen que padecer esos efectos colaterales).
  • Considerar la inmigración como un derecho y un privilegio fortalecedor y no como una invasión territorial y económica. Sabido es que cuanto más diversas son las mezclas biológicas, mayor fortaleza adquiere la especie resultante; este hecho produce efectos similares en el mestizaje, ya sea cultural, económico, social, etc. Esta práctica consolida tanto la unidad como la unión, siendo uno de sus resultados más visibles la desaparición de los conflictos armados como medio para resolver los desacuerdos.
  • Fomentar la economía de proximidad como uno de los pilares de la cohesión social, puesto que favorece la prosperidad en toda su extensión y con beneficiosas consecuencias, como las siguientes:
  • La dignidad humana (y, por ende, una mayor salud física y psicológica).
  • La transmisión asegurada del conocimiento y su desarrollo.
  • Una producción sostenible y amigable con el medioambiente.

A todas luces, necesitamos para nuestra supervivencia una diversidad amplia enmarcada en un propósito común.

https://www.youtube.com/watch?v=lwoQcYjBwL0&t=6s

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