Pobreza Cero, sin excusas

Luis Pernía Ibáñez, (CCP Andalucía)

 El 26 de junio Madrid fue un clamor vestido de blanco para exigir que los líderes mundiales actúen inequívocamente para erradicar la pobreza y cumplan los Objetivos del Milenio (ODM) a que se comprometieron 189 jefes de Estado en el 2000 para llegar al 2015 con claras mejoras económicas, sanitarias, educacionales y medioambientales. Las 50.000 personas abrieron la brecha tras la convocatoria contra la Pobreza. En otras 40 ciudades españolas se realizan estos días actos bajo el lema Pobreza sin excusas. En todo el mundo se han realizado movilizaciones y conciertos –U-2, Bob Geldof y REM, entre otros– antes del 6 de julio, en que se reúne el G-8 (países más ricos) en Gleneagles (Escocia, Reino Unido).

Las enormes bandas blancas, símbolo de la campaña Pobreza Cero, enmarcada en el Llamamiento Mundial contra la Pobreza, extendido ya en 100 países, se descolgaron de numerosos edificios públicos, bajo consignas como «el Sur saqueado»,«seguridad=igualdad», «deuda ¿de quién?», «comercio justo» y «0,7 ya», y mientras infinidad de pancartas en numerosas lenguas recordaban los Objetivos del Milenio: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad de sexos y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna, combatir el sida, paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad medioambiental, y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Como en otras muchas ciudades, también en Málaga, y coincidiendo con la reunión del G-8, en Edimburgo, el 6 de julio, la Coordinadora de ONGs trenzó un gran lazo blanco en el corazón de la ciudad, la plaza de la Constitución, sobre el que mayores y pequeños, mujeres y hombres pusieron sus dibujos y expresaron sus sentimientos, mientras se instaba a las administraciones públicas a la donación del 0,7 y se leía el comunicado de la campaña Pobreza Cero.

En el cuadro de claroscuros que ha dibujado la campaña la mancha negra del gasto oficial en armamentos y seguridad pública (fuerzas armadas y policías) ensombrece el panorama, ya que es el equivalente al ingreso del 49% más pobre de la población. A nivel más local las organizaciones prosociales del Málaga no dejaron de recordar que junto a la Costa del Sol se esconde una costa de la sombra donde más de 80.000 familias viven por debajo del umbral de la pobreza.

El G-8 acaba de hacer un gesto con la condonación de la deuda de los 18 países más empobrecidos, pero «temo que África no logre ninguno de los Objetivos del Milenio», dice Zéphirin Diabré, administrador asociado del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo).

Las dramáticas cifras que se han esgrimido estos días en torno a la pobreza no son más que un botón de muestra de la revolución conservadora que vive el planeta, revolución desde arriba, elitista y centralizadora de riqueza, de tecnología y de poder militar y político, que ha expulsado a grandes masas de población a la periferia de la pobreza y el desempleo, convertidas en «población sobrante».

Quizá el mérito de la campaña Pobreza Cero haya sido hacernos ver que la pobreza no es un problema personal, sino el resultado de un tipo de relaciones socioeconómicas, siendo absolutamente necesario que la lucha contra la pobreza se oriente a combatir sus causas reales y estructurales.

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