NOVIA DE LA VIDA

Luis Pernia Ibáñez (CCP Andalucía)

 Es la víspera de Navidad y, enganchada a su máquina de diálisis, Trini coge su guitarra para cantar villancicos. –Es hermoso cantar y poder comunicar nuestros57 Vivir 1 sentimientos cantando, porque cada instante es tan importante, tan valioso, como toda la vida entera. Cada instante es como un tesoro– dice.

Y después del recital navideño, salpicado con  canciones “de siempre”, continúa: –Yo a veces me pregunto por qué sigo adelante, qué razones me empujan a seguir adelante.

Enferma desde los trece años, ha vivido el periplo de una larga enfermedad. –Mi corazón y mi mente están abiertos a seguir adelante, siempre a seguir, porque la vida es muy bonita.

57 Vivir 2Cuando pide que le acerque el vaso de agua, porque hace tiempo perdió también la visión, añade: –La desesperación en un cristiano no puede existir, porque está lleno de razones para seguir viviendo.

Siempre conversa, especialmente a la llegada, con sus compañeras con las que comparte el duro peaje de la diálisis: –Pienso que hay otra gente que sufre más que yo, que está peor que yo, pero yo. además me considero afortunada al contar con personas que me ayudan y me quieren.

Trini ha intentado adaptarse a la pesada carga de la Diabetes Mellitus, la mastectomía, la pérdida de visión, intentando mirar hacia delante, no sólo buscando ser autosuficiente, sino cuidando de su anciana madre. –La sabiduría y la  inteligencia consisten en saber  adaptarse a las situaciones que la vida plantea, como el junco ante los envites del viento.

Después de una respiración honda, dice: –Quiero vivir porque tengo capacidad para amar a la gente y cuando se ama siempre hay razones para vivir. Yo quiero ser feliz, y compartir mi felicidad con mi entorno. Dios, que es Padre y Madre, en su inmensidad, me ama, y yo no culpo a Dios de mi enfermedad, ni siquiera hablo de que me esté probando, sino que entiendo que mi vida es otra de tantas maneras de vivir, que, a pesar de los inconvenientes, es tan bella y bonita como la de los demás.

Y, mientras se reclina para continuar su sesión de diálisis, termina:–¿Qué te voy a decir más?–. Mientras, susurra levemente, con su hermosa voz, aquello de “siempre hay por qué vivir, por qué sufrir, a quien amar”.

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