LA SEXUALIDAD VIVIDA DESDE UNA PAREJA NORMAL

58 Vivir 1Maria Jesús y Luis

(Madrid)

 Recibimos el encargo de UTOPIA para que en este número, dedicado a Una sexualidad liberadora, hagamos nosotros una aproximación al tema desde la óptica de una pareja normal.

El enunciado del encargo, un poco envenenado, encierra en principio dos incoherencias. Veamos cuales son:

La primera está implícita en la óptica desde la que se nos pide que nos situemos. Nos explicamos: una pareja, hombre y mujer, (no podía ser de otra manera), nacidos a mediados de los cuarenta y que, a mediados de los ochenta, con la «segunda transición» en marcha, tienen lo que ahora se dice, «todo el pescado vendido», no se puede adjetivar como una pareja normal. Mejor es decir que se trata de una pareja de las que abundaban, es decir, representante del 90% o más de las parejas de la época, lo cual no implica necesariamente normalidad.

Podemos detallar, sin ánimo de ser exhaustivos, sólo un par de sus características:

1 Familia media-media. Y es posible que eso no suponga, en esa época, una percepción diferenciadora de la sexualidad vivida en otras clases sociales, pero sí al menos que la importancia que los padres daban a la educación sexual no era ni mucho menos primordial. Desde luego no directamente. Como mucho, y muy de pasada, la educación sexual o por mejor decir, la transmisión de los comportamientos diferenciadores de cada sexo, se incluían en el ámbito de la urbanidad: lávate las manos antes de comer, no comas con los dedos, una chica debe ir siempre arreglada, los chicos con los chicos, las chicas con las chicas…

2 Educación-formación en colegio de «pago» y, además, religioso; (en esa época los de pago casi todos eran religiosos… bueno, hoy también). Y eso quería decir que la historia acababa con … dónde vas Alfonso XII, aunque con muchas páginas en mayúsculas para Viriato, Isabel la Católica y Lepanto; menos mal que teníamos, como complemento, la Formación del Espíritu Nacional. La literatura que, sin por ello menospreciar al Siglo de Oro, pasaba de puntillas por cualquier compromiso de denuncia -Quevedo era un chisgarabís y por eso decía lo que decía, y Larra, un amargao-. Por último, los que elegímos Bachillerato de Ciencias, tuvimos la suerte de estudiar, con todo lujo de detalles, el aparato reproductor … de las plantas. Y todo ello bajo el paraguas de una educación religiosa muy preocupada en imponer y mantener una moralidad que nos preservara como reserva espiritual de Occidente.58 Vivir 2

Volvamos a resituarnos en esta historia. Cuando realmente hubiésemos podido y debido valorar y madurar una sexualidad integradora y liberadora, tanto del hombre como de la mujer, tuvimos que optar, y no dudamos que otros lo supieron hacer mejor, entre correr delante de los grises a los ecos del Diguem no de Raimon o adormecernos con los sones de las hierbas de California de las Mamás y los Papás (The mamas & the papas, para los cultos). Y a lo mejor nos quedamos con All you need is love; porque a Imagine, desde luego, no llegamos.

Ya tenemos todos los datos para dejar concretada y despejada la segunda incoherencia: ¿acaso con aquella educación y vivencia de la sexualidad de los años 60, podemos atrevemos a decir que, desde lo que se llamaba una pareja normal y que hemos preferido denominar como abundante, podíamos Recuperar la Alegría?

Evidentemente que no. Pero tampoco podemos ni queremos renunciar a lo que vino después. Muchos de los abundantes, y aquí renunciamos a fijar porcentajes, supieron integrar, en toda su dimensión personal, un nuevo y renovador compromiso social, es decir, un compromiso por construir un mundo nuevo mejor, un mejor mundo posible. Desde la luz atisbada del verdadero mensaje de Jesús, esos abundantes supieron redefinir y asumir una nueva ética que abarcaba, entre otros aspectos, una verdadera sexualidad liberadora.

Quizá es pronto para ver los resultados. Nos conformaríamos con pensar que la generación de nuestros hijos puedan ser considerados como parejas normales, sea cual sea la opción sexual y de pareja vivida.

Y a partir de aquí Vamos a recuperar la alegría.

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