LA MUNDIALIZACIÓN SOLIDARIA

Con el número que tienes en tus manos podemos celebrar los 10 años de UTOPÍA. Cuarenta ejemplares sugiriendo propuestas de esperanza ante un mundo en el que seguimos afirmando que se puede vivir de otra manera, porque “atisbamos un mundo nuevo”. Con ese entrecomillado –probable título de los cuatro números del año 2002– estamos queriéndonos reafirmar en esa tarea, por la que el año pasado se nos concedió el premio León Felipe a los Derechos Humanos, de ser “una voz profética que rescate la voz de los más humillados por el sistema (…) y de aportar a la construcción alternativa al sistema neoliberal.

En esta ocasión finalizamos el año dedicado a la globalización queriendo manifestar nuestra inequívoca apuesta “por otra globalización”; destacando la importancia de “mundializar la solidaridad”. Las tres reflexiones nos ayudarán a desmenuzar esa alternativa:

• La primera, “desenmascarando el sistema” (o “tinglao”, que prefiere Javier Domínguez) y poniendo esa Solidaridad en el centro del pensamiento y de la movilización hacia la construcción de un mundo mejor.

• La segunda reflexión trata de “dar prioridad a la ética”, pero desde los pobres y no desde los poderosos. Por ello nos interroga Jesús Bonet: ¿puede ser imparcial la Ética? A la vez que nos propone algunas aportaciones éticas para esa otra globalización, sugerencias que estarían en la línea de una ética civil universal que fuese fruto de un gran consenso mundial.

• La tercera, “dar razón de la esperanza”, nos habla de la responsabilidad de estar en aquellos lugares donde se está reinvirtiendo la historia y rehaciéndola desde abajo.

Las llamadas de Porto Alegre a las movilizaciones, las prácticas de Educación cultural, el mantenernos en una izquierda militante, ya sea social o política, o el apoyar las distintas campañas solidarias que proliferan en nuestro mundo, son algunos de esos signos de esperanza que nos actualizan ese lema de «globalizar la solidaridad», por el que abiertamente optamos aquí. O también esas sencillas experiencias de lo que hemos dado en llamar las parejas mixtas (de españoles e inmigrantes), de los Okupas expulsados, del vivir día a día la antiglobalización, del café pagado a su precio justo, del vivir sin televisión o de los programas de radio alternativos, que encontrarás junto a otras comunicaciones en el interior.

En nuestras manos está esta tarea, y siempre en clave de esperanza. Si tenéis dudas, echad un vistazo a la Latinoamericana 2002, esa Agenda Mundial de la Solidaridad, de la que al final encontrarás una breve recensión, y seguro que nos dan más de una pista.

 

Paz, gozo y marcha;

y, por supuesto,

Feliz Navidad.

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