LA BUENA NOTICIA EN VALLECAS / MADRID

M.ª Pilar Beca (Parroquia de San Ambrosio)

 LLEVO muchos años acompañando a comunidades populares en la zona de Vallecas, desde el año 1972. Desde siempre me ha servido de acicate, me ha comprometido, me ha urgido el paisaje evangélico de jesús «He venido a comunicar la buena noticia a los pobres…». El Canto del Magnificat más bien me ha hecho ser más diligente, luchar con más entrega, porque hasta hoy no he empezado a digerirlo medianamente bien. Me ha sido muy difícil la mayoría de las veces verificarlo en la realidad. Por supuesto, que está muy lejos de ser una aplicación literal, es decir, que lleguen a dejar de ser pobres.

La sociedad católica burguesa en la que me eduqué y la enseñanza de la Iglesia creo sinceramente que ha transmitido literalmente que Jesús ha venido a comunicar la buena noticia a los pobres. Pero todos tenemos harta experiencia que hemos manejado el concepto pobre y el cuándo será. El hecho es que estando cerca de ellos, compartiendo sus vidas, podemos llegar a verificar que es verdad lo que Jesús dijo, más por lo que sabemos que hizo Jesús, por cómo se relacionó con los más débiles, cómo estuvo siempre a su lado, cómo salió siempre al paso del dolor, de la enfermedad, de la explotación. Y es una paradoja constatar que ante situaciones que yo, al menos, me desesperaría y quizás llegaría a tomar posturas poco humanas, los pobres, los que no cuentan, los que creemos que no tienen cultura, los que no están dentro del orden establecido, reaccionan viviendo los valores evangélicos de solidaridad, de no moralismos, de aceptación de lo que les ha tocado vivir. Sobre todo de alegría, de paz profunda. En mi corto entender, estas posturas ante las dificultades creo que son el milagro de la Encarnación de Jesús en el ser humano. Que puede ser de aplicación personal ante nuestra debilidad.57 Vivir 6

En la comunidad parroquial donde hoy participo, he acompañado procesos personales de maduración en la fe estupendos. Muchos partían de situaciones familiares de pobreza reales. De falta de cultura, de una educación de un nacional catolicismo que les había marcado e impedido el crecimiento personal y el descubrir la buena noticia del evangelio. Hoy la realidad es muy distinta, son personas en proceso continuo de maduración humana y cristiana, han descubierto y viven el valor comunitario de la fe y, sobre todo, la importancia de que la Eucaristía debe ser el eje central de la vida cristiana, y tiene que ser auténtica si se vive lo compartido, expresado, orado y aprendido en ella en la vida de cada día. Sobre todo intentando ser comunidad con una clara opción por los más desfavorecidos, abierta a la realidad del barrio y en solidaridad con los problemas políticos y sociales del mundo, especialmente con los pueblos empobrecidos.

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