In memoriam: Semblanza de Cayetano Moreno

“AL ATARDECER DE LA VIDA, LO ÚNICO QUE QUEDA Y TE LLEVA A LA PLENITUD, ES HABER AMADO.”52 pg 16

Cayetano Moreno, nació en Molina de Segura (Murcia) el día 26 de agosto de 1927. Cantó su primera misa, en Murcia, parroquia de San Juan, el día 31 de mayo de 1953.

Trabajador infatigable por el Reino de Dios, hizo suyos los postulados liberadores del Concilio Vaticano II, llevándolos a la práctica con una vida plena dedicada a los más necesitados; iniciador, junto a otros curas de Murcia, de las Comunidades Cristianas de Base, participó en el nacimiento de “Utopía” y colaboró con ella durante muchos años, formando parte del Consejo de Redacción.

Aunque pasó por varios pueblos y lugares de Murcia, La Alberca y, en especial, su Barrio de Los Almendros, gozaron durante 44 años de su presencia.

Aunque es difícil sintetizar, hacemos un breve recorrido por su vida.

“Mi primer servicio al pueblo, como sacerdote, fué en Beniaján, parroquia de San Juan Bautista, durante el curso 53-54. Fui de coadjutor.”

“Continué mi entrega en la Garapacha, del año 54 al 56.”

“Seguí descubriendo que la vida tiene sentido en Jesús, en Casillas, 1956 – 1957.”

“Cieza marca profundamente mi vida y descubro el sufrimiento y marginación de los pobres, abriéndose en mi camino un nuevo horizonte: acompañar a los sencillos, viviendo en medio del pueblo, en su liberación, en los años 1957 al 1960.”

 Llegada a La Alberca.

Cayetano llega a la parroquia de La Alberca a finales del mes de agosto, el día de su cumpleaños, en 1960, con sus 33 años llenos de juventud. Se encontró con una parroquia de religiosidad popular tradicional que, poco a poco, va cambiando hacia una línea comunitaria.

Organización del trabajo pastoral:

No quiere trabajar solo, por lo que va captando a aquellas personas inquietas en la fe, que empiezan a unirse a él, formando parte activa de la parroquia en todas sus actividades, religiosas y sociales. Las puertas de la iglesia se abren a personas de todas las edades y categorías y, de una forma especial, para los más necesitados.

Cultura y jóvenes:

La biblioteca parroquial fue la primera de uso público en La Alberca, cuya finalidad fue despertar el interés por la lectura y la adquisición de conocimientos y cultura que lleva implícitos, especialmente en los jóvenes y supuso, al mismo tiempo, un nuevo aglutinante de la juventud del pueblo, que encontraba allí otro punto de reunión

Su preocupación por el analfabetismo y la falta de medios para que la juventud de esa época pudiera acceder al estudio, lo llevó a crear el bachiller radiofónico. Ante esta oferta, la juventud tuvo una respuesta masiva, ya que eran muchos los jóvenes que tenían unos grandes deseos de acceder al bachillerato y no habían podido hacerlo, por causas económicas y por incompatibilidad del horario de clases con el horario laboral.

 Celebración:

Acorde con su línea evangélica, participativa y de compromiso, sus celebraciones eucarísticas rompen los esquemas establecidos, dando cabida a la participación activa de las personas, para intentar hacer descubrir la esencia del mensaje evangélico, desposeyéndolo de ritualismos vacíos. Quiso que llegáramos a comprender que la fe no era simplemente ir a misa los domingos, sino que la fe y, especialmente, la Eucaristía, nos comprometía a ser solidarios y practicar la justicia.

 Marginación:

Su gran debilidad: la pobreza y la marginación. Se le remueven las entrañas ante la sangrante situación de unas 500 personas que ¿viven? en unas 80 cuevas de la Rambla del Valle. Familias venidas de fuera, sobre todo de Andalucía, hombres sin trabajo, mujeres que mendigan, niños desnudos y sin escolarizar y, por supuesto, casi sin comer.

Cayetano abandona la casa parroquial y se va a vivir a una cueva, lanzándose de lleno a la tarea de devolver la dignidad a estas personas, además de procurar el sustento. Se construye una nave de servicios múltiples en la Rambla en la que tienen cabida una guardería, un gran salón multiusos: capilla, lugar de reuniones, aula de niños y aula de niñas, cocina, servicios, etc. Se imparten, igualmente, clases de adultos, charlas de Formación familiar de mujeres, catequesis, actividades con jóvenes, etc.

Se consigue luz eléctrica y se construye un pozo de agua potable. Pero, a pesar de todos los logros y avances, Cayetano quiere algo más para los habitantes de la rambla: quiere casas, casas de verdad. Y se lanza a la aventura. Se crea la Constructora Benéfica y se inician las gestiones, nada fáciles, para conseguir construir sobre un solar que, administrativamente, no estaba calificado como urbanizable. Pero hay movilizaciones de la gente del pueblo, se hace campaña (¡en época franquista!) popular, Cayetano pronuncia homilías de denuncia, impensables para esta época, que levantan ampollas, murmuraciones y hasta amenazas de muerte, unas anónimas y otras, no tanto.

Ante tanta dificultad, nunca desfallece. Cuando sus colaboradores flaquean, ahí están sus palabras de esperanza y aliento. “Hay que seguir avanzando, hay que continuar. Ésto merece la pena; es posible.”

Y el proyecto sigue adelante y, en el mes de mayo de 1969, se empiezan los cimientos, terminando la primera fase en noviembre de 1970. Ha nacido el Barrio de los Almendros. La utopía de Cayetano se hacía realidad.

Pronto se construiría la segunda fase. En septiembre de 1974 las últimas familias de las cuevas de la rambla ya tienen casa.

Y ahora empieza la tarea más difícil: la labor de promoción socio-cultural y de fe.

Se organiza el trabajo en el barrio. Un salón se convierte en guardería, se acondicionan otros locales para Centro de la mujer, talleres de carpintería y marquetería, biblioteca, clases de mecanografía, corte y confección, bordado, costura, peluquería, clases de adultos, banda de tambores y cornetas; se crea la Asociación de vecinos del barrio así como la Asociación “Promoción socio-cultural Los Almendros”, que se encargará de coordinar y gestionar el desarrollo y promoción del barrio.

La comunidad cristiana de base.

Cayetano fue uno de los promotores del movimiento comunitario de base en la Región de Murcia. Junto con otras parroquias, se inició este movimiento para poner en práctica las directrices del Concilio Vaticano II y se fueron creando comunidades de base desde ellas.

Poco a poco, se va asumiendo el mensaje liberador del evangelio. Se asume la opción preferencial por los más pobres y marginados, se toma contacto con la teología de la liberación y se van asumiendo compromisos en el campo político-social.

En 1985, un acontecimiento vino a transformar el discurrir de la vida de La Alberca: el obispo consideraba que, después de 25 años de labor evangélica, Cayetano tenía que abandonar el pueblo y lo trasladaba de parroquia. El movimiento comunitario se entrevista con el obispo, que no atiende razones. Hay movilizaciones populares, pero no hay nada que hacer: la posición es firme.

Claro, que Cayetano también tiene algo que decir y escribe al obispo una carta en la que le expone sus razones, para permanecer en el pueblo y, concretamente, en el barrio de Los Almendros. El obispo, esta vez, entiende las razones y lo deja en el barrio, aunque sin parroquia. La comunidad de base no es bien vista ni aceptada por el nuevo párroco, que trae instrucciones diocesanas bien claras y, por lo tanto, se traslada con Cayetano al barrio y desde allí desarrolla su actividad.

52 pg 18Dice Cayetano a sus familiares, en 1997:

“Vivo en La Alberca 37 años, con distintas etapas, donde voy madurando en la entrega a los demás, en el compromiso con los pobres; descubro la comunidad cristiana, donde tomo opciones serias que configuran mi vida. De estos 37 años, vivo en Los Almendros 26 años y, una vez dejada la parroquia, en octubre de 1985, dedico todo mi tiempo, mi saber, mi vida, el dinero, a compartirlo con estos mis hermanos. Todo esto lo vivo con gran alegría, esperanza, consciente de mis limitaciones, fallos y miserias, donde voy teniendo experiencias muy gratificantes del amor que Dios Padre me tiene, dando fe de que es cierto que Dios da el ciento por uno. Siempre da más de lo que uno le entrega”.

“Al cumplir los 70 años (decía en 1997 a su familia) quiero cantar a mi BUEN PADRE DIOS, dándole gracias por tantos DONES como me ha concedido por su amor, manifestado en Jesús y por la fuerza que me comunica el Espíritu.

Me siento agradecido a los pueblos en los que he trabajado y sigo entregando mi vida, de los que he recibido mucho y sigo recibiendo, a todas las personas que hemos compartido el servicio a los hermanos y a mis amigos sacerdotes que me han ayudado mucho en la vida.

Os comunico la experiencia que para mí es decisiva: El seguir a Jesús me va haciendo persona adulta, libre, responsable, capaz de compartir lo que soy y tengo, en definitiva, me va haciendo feliz.”

Cayetano nos dejó, para ir con el Padre, ese Padre al que tanto amó a través de los hermanos, el 18 de junio del presente año. Pero su presencia sigue viva entre nosotros, porque Cayetano puso muchos ladrillos en la construcción del Reino y aquí está su obra para poder verla.

Fue un profeta y los que escribimos ésto, hemos tenido la suerte de estar a su lado y descubrir, con el ejemplo de su vida, día a día, el sentido de nuestra vida, la terca esperanza.

Cayetano Moreno, que estás en el cielo, ruega por nosotros.

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