En nuevos tiempos: resistencia

Emiliano de Tapia Pérez

 Parece que hemos pasado ya el umbral de la puerta de tiempos más difíciles que los vividos hasta el momento en los últimos 30 años, sobre todo para los colectivos más excluidos y para quienes tenemos la obligación de mirar y estar de manera preferente entre estas personas. No obstante, están siendo, por ello, tremendamente apasionantes y nuevos.

Apasionantes, porque muchas personas estamos sintiendo que se comienza a poner una música a los derechos conseguidos que no parece corresponderse; que desafina radicalmente en la opción más humanizadora.

Durante estas tres últimas décadas hemos conquistado entre todos, con mucho esfuerzo, valores ante los que ya no podemos dar marcha atrás, antes al contrario, por sí mismos, están llenos de futuro y de novedad.

Los bienes económicos y la economía propiamente, han crecido; pero la perversión del sentido de la solidaridad no puede hacer que “la llamada crisis económica”, frene el urgente y necesario reparto de la tarta que se disfruta por unos pocos, con escandalosa desigualdad, y que lleva dentro con evidencia tanto crecimiento.

Los bienes culturales que visibilizan la propia cultura se han desarrollado y multiplicado; se disfrutan, por una parte, pero no se socializan entre la población. Una importante élite ha hecho de estos bienes unos excelentes instrumentos de ocio y disfrute, pero han generado la necesidad de extender y dar protagonismo y participación de estos bienes, como un gran reto gratuito y público, a quienes desde la sociedad se ven privados a su acceso.

Los bienes sociales, probablemente sean signo de las más importantes conquistas realizadas; pero cuántos derechos conseguidos sufren un evidente deterioro o se han frenado en la evolución lógica y más justa esperada. Cuando pareciera evidente que el camino recorrido nos llevara a una más alta cota en derechos sociales para todas las personas, sin embargo, no sólo no se avanza, sino que incluso se ponen en entredicho o se retardan o se burocratizan, de unas maneras u otras, los ya conseguidos.

En el ámbito de la política como instrumento de participación y organización de todos para una sociedad y una convivencia más justa, desde el derecho a la diversidad de opiniones, las últimas décadas están convirtiéndose, cada vez más, en tiempos de desilusión colectiva y de pérdida efectiva de participación real; volviendo a ser espectadores, sufridores y servidores de las estructuras del poder llamado democrático.

La realidad religiosa y eclesial fruto del Concilio Vaticano II nos abrió los ojos al Dios de Jesús que durante tantos siglos había permanecido secuestrado. Nos llenó de renovada esperanza e ilusión para centrar el saber estar como Iglesia de Jesús en medio del mundo. Pero los últimos 20 años están siendo, de nuevo, una rémora importante para continuar avanzando en los cambios eclesiales necesarios mirándose a sí misma y sabiendo estar en el mundo para el Reino de Dios con la preferencia evangélica por los más pobres. Distintos movimientos y estructuras eclesiales sectarias y fundamentalistas están empeñadas en frenar y poner otro rumbo a las propuestas del Vaticano II.

Acontecimientos con significado

Nada surge por casualidad. Y por esta razón, muchas personas podemos afirmar que los últimos 40 años han sido un espacio donde se han ido asentando los cimientos para un nuevo mundo y una nueva sociedad. Quisiera dar nombre a algunos de estos hechos y acontecimientos generadores de esperanza.

Mayo del 68 fue un momento significativo en cuanto propuso una nueva conciencia ética y un nuevo modo de ser y de vivir frente al mundo.

El final del franquismo y su dictadura en la mitad de los años 70 termina con años de negatividad en la sociedad española. Por el contrario, la democracia, como nueva propuesta de vida y de relaciones, supone en los distintos pueblos de España un renacer de ciudadanía y de los derechos humanos.

La participación ciudadana en lo cercano y local a través de tantos movimientos sociales y ciudadanos es el signo vivo de una nueva forma de entender y vivir, protagonizar y construir un mundo más solidario.

Las cotas de derechos sociales luchados y conseguidos apuntan hacia la visibilidad de la dignidad de todos y cada ser humano. Igualmente en el contemplar y ver tantos derechos laborales luchados y conseguidos igualmente, sobre todo, desde el mundo del trabajo.

El saber vislumbrar con una nueva conciencia ecológica, la importancia del cuidado de la tierra y la seguridad de que sus posibilidades no son infinitas es igualmente significativo para una apuesta alternativa de futuro.

El Concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación, la opción por los pobres y sobre todo quienes son realmente sus protagonistas suponen una evidencia de que nada debe volver atrás si creemos y trabajamos por el ser humano y con todos los seres humanos.

Retos abiertos. Sin miedo, ¡vayamos y avancemos!

Si estamos convencidos de que la crisis que vivimos es, sobre todo, crisis de valores, de formas de vivir, de ética y de cultura; si sentimos que nuestro sistema ha perdido el horizonte del ser humano; que ha frenado poder avanzar desde lo conseguido; ¡manos a la obra porque ésta es la tarea!

Si parece no haber alternativas sociales ni económicas desde el actual sistema que se ha nutrido en la competitividad y el individualismo, pensemos y pongamos en valor una nueva forma de vivir que no nos traiga como consecuencia el trinomio tener bienes-crecer-consumir, y así encontremos más razones para volver atrás.

Si el espacio de lo individual se ha absolutizado como comportamiento y valor, casi único, lo comunitario se convierte y tiene pleno sentido como oportunidad imprescindible aquí y ahora.

Si el Sur, la pobreza, la exclusión… la hemos descubierto y contemplado como una dolorosa y escandalosa realidad en un mundo de opulencia, en sus mismas entrañas aparece y se convierte como oportunidad la única alternativa posible y necesaria de un mundo para todos, en el reparto de la riqueza…

Si lo comunitario es la calle como espacio de encuentro para todos, el bien común es la referencia fundamental de nuestra convivencia. Los derechos sociales organizados son el beneficio, sobre todo, de los más débiles. Lo público, y la defensa de lo público sobre lo privado, y, por lo tanto, los servicios públicos, han de ser la referencia fundamental para una sociedad llamada a acoger y servir a todos.

PARA AVANZAR

Ejemplos concretos sobre realidades concretas.

Primer ejemplo: Barrios, Derechos sociales ¿ para cuándo? El laberinto de la exclusión. Una asociación contra la exclusión.

Un grupo de jóvenes de diversos trabajos profesionales viviendo en un barrio, se organizan voluntariamente en torno a la constitución de una asociación frente a la exclusión y quieren darle visibilidad con un profundo convencimiento, “son necesarias políticas sociales que hagan que la globalización económica dé paso a una globalización de los derechos sociales”.“Derechos como la educación y la participación cultural es sólo un deseo para los millones de españoles analfabetos funcionales”.

Este grupo forma parte de tantos otros que se juntan para analizar, para dialogar, para dar visibilidad, para crear alternativas nuevas, desde pensamientos y comportamientos consecuentes y solidarios con los más excluidos, de participar con otras muchas más personas y colectivos en hacer realidad este nuevo pensar para una nueva sociedad.

Así se plantean ellos las alternativas:  “todas las alternativas que se nos puedan ocurrir deben tener como centro de las mismas a las personas, y deben tener como objetivo claro mejorar la sociedad y el mundo en que vivimos. El cambio del sistema es lo que permitirá la transformación de la realidad”.

Las oficinas y los puntos de información sobre derechos sociales, son algunas de las herramientas que utilizan como oportunidad de movilización y de apoyo a quienes viven en una absoluta indefensión y desinformación.

¿Utopía? Sí, pero no será posible otro tiempo sin ella misma.

Segundo ejemplo: Cárceles, Personas presas. Deshumanización. ¿Y después de la cárcel?

Distintos grupos del Estado español, frente a la frialdad y culpabilidad silenciosa de la sociedad, creen mirar con otros ojos las personas que llenan y abarrotan las masificadas prisiones.

Descubren y se comprometen a visibilizar la inmigración, utilizada y tirada hasta los deshumanizados muros de las frías cárceles. Las víctimas de las drogas y el narcotráfico, componen más del 80% de las personas presas, porque la actividad de la que han sido víctimas forma parte del segundo gran negocio de la misma sociedad. Los miles de enfermos mentales almacenados por ser víctimas de una sociedad que sólo es capaz de valorar a las personas por su rentabilidad. Otros miles de seres humanos, que por la imbecilidad del consumo, la violencia les ha arrastrado igualmente hacia este espacio programado del dolor.

Con otra sensibilidad, con otro pensamiento, con otra manera de sentir y con una nueva conciencia personal y colectiva, trabajan y luchan acogiendo; se convierten en altavoz ante la sociedad de un mundo señalado, cuidado injustamente y silenciado; miran el mundo desde los perdedores y procuran respuestas para las personas; buscan, en definitiva, poner, frente al resto de seres humanos, otra utopía posible, una nueva forma de vivir.

Escuchar, acompañar, acoger en pisos, desmitificar ante la sociedad tantas barreras creadas, prevenir o insertar son herramientas del hacer diario de muchas personas (aunque no las necesarias) que ponen su vida entre el dentro y el fuera de las cárceles.

Tercer ejemplo: Un barrio. Desempleo. Consecuencias de la crisis. Coordinadora de colectivos.

Un buen grupo de personas de un barrio con historia, ante la crisis, no quieren permitir que la vida y el momento actual pase como si nada ocurriera. En un nuevo tiempo, una nueva oportunidad.

Así se lo plantean: “El aumento de la agresión social que sufren todos los sectores del barrio actualmente como consecuencia de la llamada ‘crisis’ se vuelve más brutal, si cabe, para los sectores más empobrecidos y excluidos. Ante esta situación, se está intentando responder proponiendo un proceso de participación y lucha, que recuperando recursos de la administración está centrado en conseguir la implantación de una renta básica local, la puesta en marcha de iniciativas de economía social, acciones formativas y proyectos comunitarios (salud, vivienda, centro social)”.

Trabajan en propuestas alternativas, convocando a todos los vecinos para reclamarlas. “Renta básica que garantice un ingreso estable para todas las personas. Fondo de Emergencia y solidaridad para paliar situaciones graves. Medidas de apoyo a la vivienda adecuadas a la

realidad social. Programas terapéuticos y de salud mental alternativos. Acciones formativas estables. Locales sociales autogestionados. Aumento de las funciones laborales de la cooperativa social”.

(Tomados de “Nuestros Barrios” Zambra).

Cuarto ejemplo. Medio rural. Despoblación y abandono. Sólo mercado. Resistencia Universidad Rural.

El mundo rural de muchas zonas de España está siendo castigado de la peor manera con el abandono de sus gentes y de su territorio. Durante muchos años muchos hombres y mujeres han ejercido en él “el derecho de resistencia silenciosa”.

En estos últimos hay algunos grupos (entre muchos), que continúan resistiéndose al mercadeo que está abogando a la muerte a muchos pueblos, tierras y sus gentes. La destrucción del patrimonio humano y territorial son objeto de resistencia en sus inquietudes, luchas y propuestas.

La Universidad Rural Paulo Freire plantea su lucha de esta manera: “Se intenta crear espacios donde los ciudadanos/as adquiramos capacidades para analizar los acontecimientos GLOBALES y LOCALES e ir construyendo propuestas alternativas que mejoren las condiciones de vida de las personas en cada uno de los territorios donde realizamos dichas prácticas, especialmente las personas que forman las listas de los colectivos más desfavorecidos”.

Como alternativa concreta, Amayuelas en Palencia. Así definen su apuesta “desde la apuesta local, con la perspectiva de una transformación global, Amayuelas es una alternativa para un pequeño grupo de personas, alternativa de vida, de modelos, de referencia para muchas personas que han pasado por allí. Amayuelas ha supuesto la creación de pequeñas iniciativas laborales (agricultura y ganadería ecológica, comidas a colectividades, bioconstricción, turismo rural…); el asentamiento de un grupo de jóvenes procedentes del mundo urbano; rescatar las semillas locales y otras formas de trabajar la tierra y el ganado para producir alimentos sanos, la apertura de diferentes líneas de investigación”.

(Tomado de las actas del Congreso de Teología 2009).

Derechos sociales, humanización de las personas presas, procurar respuestas comunitarias en tiempos difíciles, defender el medio rural, su territorio y sus gentes… son pequeñas gotas de agua con un sentir y hacer distinto en un océano cada vez más revuelto y que parece tragarse todo signo de esperanza y de dignidad.

. “ La lucha por una sobrevivencia digna puede ser el espacio de encuentro con otros humanos que quizá puedan oír el cuento de otra manera, porque se lo está contando el que está a su lado y esto hace que lo comunitario tome aquí un papel valioso. Entendiendo lo comunitario como un espacio de transformación y un lugar donde compartir valores y sobrevivencia, sueños y pesadillas…” ( Lletra. Marzo 2009).

En nuevos tiempos, nuevos criterios, y nuevos comportamientos comenzando por lo cercano. En tiempo de rechazo y exclusión, resistencia desde los diferentes.

En tiempo de búsqueda de seguridades, como plantea la portada del último libro de Juan Masiá, “Vivir en la frontera. Convivir en paz. Creer con sensatez. Discrepar fielmente. Aprender lo diferente”.

Ahí está la alternativa.

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