De víctimas a acusados

Víctimas a acusados“Nos han echado del paraíso en el que ya solo habitan los ricos”, decía un amigo. Y es que el colapso del mundo viene de los ricos. No nos sirve ni la Iglesia, ni el PSOE, ni Podemos, etc., que solo han quedado de adorno o convidados de piedra en ese enriquecimiento, sin medida, de los ricos. El paradigma de los tiempos que corren parece ser el escándalo de los ricos.

Pero en nuestro pequeño mundo se ha creado el mito de que son los inmigrantes los causantes de nuestra debacle. Ellos vienen a “robarnos” nuestro estado de bienestar, a usurparnos nuestros puestos de trabajo, a llenar nuestras calles de inseguridad. Este mito sigue activo hasta el extremo de que cada día se invierte más en medios militares y muros, convirtiéndose este en uno de los más lucrativos negocios.

Sin embargo, si nos paramos a pensar, esto es solo una maniobra de distracción que convierte a las víctimas en acusados. Fijándonos en la migración africana, lo primero que nos sorprende es que de cada 10 personas que migran, ocho se quedan en países de la zona y dos solo se dirigen a Europa. Además, basta escarbar en buena parte de los países africanos para ver la larga mano de Occidente detrás de los conflictos y del expolio de los recursos naturales.

Sí, no son los inmigrantes los causantes de la actual crisis. Es el poder de un grupo de privilegiados que utilizan y manipulan el sistema económico y amplían, sin ningún rubor, la brecha entre ricos y pobres, dejando a millones de estos sin esperanza. Basta el último Informe del Banco de España o abrir la puerta para ver que esa desigualdad es un hecho y que está alcanzando cotas insoportables, como reitera un reciente Informe de Oxfam sobre la desigualdad. Actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. El entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares.

Ahí está, por ejemplo, la filtración de más de once millones de documentos de un bufete de abogados panameño en la primavera del año pasado: ha revelado la implicación de políticos, empresarios y personalidades de todo el mundo en empresas radicadas en paraísos fiscales y que podrían haber servido para evadir impuestos. La investigación ha sido llevada a cabo por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, tras una filtración al periódico alemán ‘Süddeutsche Zeitung’, y ha destapado la existencia de 140 políticos y funcionarios públicos de todo el mundo y de más de 214.000 entidades offshore de más de 200 países y territorios que utilizaron el bufete panameño Mossack Fonseca para ocultar su riqueza. Entre los nombres incluidos, están jefes de Estado en el cargo, como el presidente argentinoMauricio Macri, el de Ucrania, Petro Poroshenko, o el rey saudí, Salman bin Abdulaziz. El mandatario argentino reaccionó ante las publicaciones que lo vinculaban con una sociedad de su familia en Bahamas, creada por Mossack Fonseca; en un comunicado, la Presidencia asegura que Macri habría figurado en la directiva de la sociedad, pero que nunca tuvo participación en el accionariado.

Víctimas a acusadosTambién hay gente del círculo más cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, del presidente sirio, Bashar al Assad, o del difunto líder libio, Muamar Gadafi. En total, hay 72 jefes o exjefes de Estado que con estas empresas evadían impuestos, blanqueaban dinero y evitaban sanciones, según la investigación. Entre los nombres que han salido a la luz pública, se encuentran rostros tan famosos como el del futbolista chileno retirado Iván Zamorano, Pilar de Borbón, hermana del Rey Juan Carlos, el futbolista Leo Messi o el cineasta Pedro Almodóvar.

Dando por sentado este nuevo paradigma de la creciente desigualdad, hemos de decir, sin tapujos, que no es la inmigración africana la causante de este deterioro social y ecológico; más bien, tenemos que poner el énfasis en las causas de esas migraciones: el control de los recursos naturales, la venta de armas, la imposición de modelos políticos externos y la implantación de empresas privadas militares.

Efectivamente, una de las causas del empobrecimiento y deterioro social africano, que empuja a la gente a salir de su tierra natal, es el control de los recursos naturales por parte de las potencias europeas, hoy formalizado como neocolonialismo, en el que las multinacionales son las que ejercen el control. Por el control de los recursos, en concreto de diamantes, nos encontramos conflictos armados o serias tensiones políticas en R.D. del Congo, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Angola o Mali. Por el petróleo, en Nigeria, Angola, Sudán del Sur, Chad, R.D. del Congo o Somalia, entre otros países.

El coltán, mezcla de columbita y tantalita, se extrae, en un 80%, en la R. D. del Congo por empresas extranjeras, vía Ruanda. Entre sus muchas aplicaciones, está nuestro teléfono móvil y… ¿sabrías lo que hay detrás? Pues niños que lo buscan en pozos y cuevas con grave peligro de sus vidas y lo venden a mercaderes que les pagan una miseria; estos mercaderes se sirven de “matones” para controlar la extracción y la zona, lo que ha ocasionado más de 6 millones de muertes en la R.D. del Congo.

Los países desarrollados tienen sus caladeros sobreexplotados y dirigen sus flotas pesqueras a caladeros africanos de Mauritania, Senegal, Angola, etc. La tala de bosques para la obtención de madera, de manera ilegal, por industrias occidentales está destruyendo los ecosistemas y generando conflictos por su control. Es el caso de Liberia, Madagascar o R. D. del Congo.

Está en alza el acaparamiento de tierras por países como Arabia Saudí, China, Inglaterra o Canadá, que compran tierras a los campesinos africanos a precios irrisorios con vistas a producir biocombustibles, aceite de palma o maíz transgénico.

En cuanto a la venta de armas, Bélgica, Bulgaria, China, Alemania, Egipto, Rumanía, Rusia, Serbia y Ucrania han suministrado armas a países embargados, como Burkina Faso, Guinea, Ruanda, Nigeria, Costa de Marfil o Uganda. España es el principal exportador mundial de municiones al África Subsahariana, vendiendo, además, armas ligeras y municiones a República Centroafricana, Costa de Marfil, Sierra Leona, Argelia, Uganda, Sudán del Sur, Guinea Bissau, Angola, Nigeria y Ghana; sin olvidar que las armas vendidas a Marruecos son utilizadas en el Sáhara Occidental ocupado.

Además, a esto hay que añadir los modelos de actuación política impuestos desde el exterior, como la aceleración de procesos electorales según planes occidentales o facilitando ayudas exteriores que legitiman a responsables de crímenes de guerra en cargos gubernamentales, como sucede en Somalia, Ruanda, Guinea, Egipto o Libia.

África es objetivo de empresas privadas militares a petición de gobiernos, grupos rebeldes, transnacionales, diplomáticos y hasta de instituciones de ayuda. Por supuesto, las compañías privadas precisan de estas empresas militares para el expolio de yacimientos mineros. En el año 2006 EE.UU. crea el ARICOM para coordinar sus intereses en el continente con una base en Mauritania, un Centro de estudios sobre el terrorismo en Argelia e infraestructuras diversas en Marruecos, Níger y Darfur; ello supone el despliegue de civiles/militares privados contratados con importante material militar que nutre los presupuestos militares estadounidenses. Hay un gran secretismo e impunidad en las actuaciones de estas empresas militares, pues las ampara un gran vacío legal. Al acercarnos a los conflictos africanos no podemos pasar por alto la amenaza yihadista a tres bandas: Al Shabab, grupo vinculado a Al Qaeda, que sigue actuando en Somalia, Boko Haram, grupo muy violento en Nigeria, Níger y Chad, y AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico), que sin duda es la franquicia yihadista más importante en el África al sur del Sáhara desde 2006.

Así son las cosas. La inmigración africana nada tiene que ver con la creciente brecha de la desigualdad; más bien hay que entenderla como un producto de la esquilmación y robo de sus riquezas a manos de empresas y potentados que llevan el sello de ese selecto grupo de ricos que está empujando al mundo a una crisis sin parangón.

Luis Pernía (CCP Antequera)

Deja una respuesta