CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO

                                        José María García-Mauriño

1.- Un poco de historia:

           

Cristianos por el Socialismo nace en 1.972 en el Chile de Allende con el motivo de aportar la savia de los cristianos en aquella situación de peligro. Pero sus objetivos iban más allá que los de aquella coyuntura. Se partía de una doble e indisoluble fidelidad a Jesús y al mundo de los pobres y se ensayaba una nueva lectura del Evangelio que alimentara ideológicamente la lucha por un cambio de la historia en favor de los oprimidos. Y el movimiento CPS creció en América Latina junto a la naciente Teoría de la Liberación  y en Europa junto a la llamada Teología política.     

            En España, en 1.973 Alfonso Comín, Juan N. García-Nieto, José Mª Díez Alegría y otros convocaron con éxito un Encuentro Estatal que se celebró en Calafell, aunque por razones de clandestinidad se llamó Encuentro de Ávila. La intuición, la oportunidad política y eclesial y la credibilidad en la Fe y en la política de sus promotores hizo que el movimiento se extendiera rápidamente por toda la península estableciendo también rápidamente una sólida red de contactos con los otros Cristianos por el Socialismo de Bélgica, Holanda, Portugal, Alemania, Italia, Francia, Grecia, Canadá, etc. así como entre los emigrantes españoles diseminados por Europa.

            CPS abría un debate en el seno de la Iglesia y de los partidos de tradición marxista porque se presentaba como corriente de pensamiento y acción en la doble dimensión de vivir la fe y de vivirla desde una opción socialista y utilizando de una manera explícita las categorías marxistas para el análisis de la historia. El debate no se situó nunca explícitamente en el terreno de la filosofía sino en el político. No en el de la compatibilidad entre Fe y materialismo sino en el de la prohibición, para los creyentes socialista o comunistas, de hacer públicas en la Iglesia sus convicciones políticas. Uno de los objetivos de CPS fue desbloquear antiguas  condenas, las que la Iglesia mantenía contra el comunismo y las que el comunismo mantenía contra los cristianos  Alfonso Carlos Comín lo sintetizó en la feliz expresión Cristianos en e  Partido:Comunistas en la Iglesia.

 

2.- El combate por la Utopía

 

A comienzos de los ochenta, entra a formar parte en el patrimonio de CPS  un concepto hasta cierto punto ajeno a la tradición del marxismo como el concepto de Utopía. No como un anhelo vago y adolescente de un mundo de ensueño, recurso utilizado por tantos grupos oprimidos de todos los tiempos, sino como propuesta fuerte y atrevida, meta del combate y de la acción política. Nuestra Utopía, naturalmente, es una Utopía liberadora, lejos de las Utopías conservadoras, que solo pretenden “lavarle la cara al sistema”. Es obvio que hoy la lucha por la utopía choca con el pensamiento débil, recurso ideológico del neoliberalismo. Por eso una de las aportaciones que hoy puede hacer la fe ante la insustancialidad del postmodernismo es dar al militante vertebración, solidez y reciedumbre de convicciones, capacidad de resistir firmemente ante el relativismo en los valores y los vaivenes de la política.

 

En una realidad social tan global y tan disgregada como la de hoy, la lucha por la Utopía pasa sobre todo a través de las pequeñas experiencias. Todavía no hemos podido construir una alternativa socialista global. Por eso muchos militantes de CPS, a la vez que se van sintiendo progresivamente extraños en los debates internos de los partidos políticos y de la Iglesia, van asumiendo compromisos en movimientos sociales (contra la droga, contra el paro y la marginación, solidaridad internacional etc..) algunos de los cuales exigen una radicalidad muy de acorde con la fe. No es que no se quiera el debate sobre ideas sino que el militante de CPS considera que hoy para construir grandes ideas es necesario dejar que primero hablen los hechos.

 

3.- Tres dimensiones utópicas.

En la actualidad, podríamos sintetizar en tres aspectos las bases sobre las que se asienta el compromiso de CPS;

 

1º) Una base ética:  

CPS tiene un fundamento ético en sus planteamientos. Globalmente hemos hecho una opción por los pobres, los excluidos, los marginados de la tierra. La opción por los pobres es una opción por la Justicia. Junto a ellos consideramos a los trabajadores, inmigrantes, indígenas, a todas las víctimas de la Globalización capitalista

Esta opción implica elegir un modelo de sociedad que esté regido por la Justicia y la Solidaridad. Es verdad que siempre ha habido ricos y pobres, pero hay que decir que hay pobres y pueblos empobrecidos porque hay ricos y sistemas de opresión que destrozan a las personas y a los pueblos. Lo contrario de la pobreza no es la riqueza, sino la dominación. La pobreza no es igual a miseria. Es el resultado de introducir  a los pueblos agrícolas (la mayoría viven del campo) en la dinámica del Mercado. Los que trabajan el campo para comer (consumen lo que producen) les obligan a mercantilizar sus productos. Y son pobres en relación con los otros países que han desarrollado el Comercio, el Mercado, metidos en la Organización Mundial del Comercio.

Se trata simplemente de comprometernos con los valores éticos, de libertad, democracia y tolerancia. CPS se compromete a una defensa de los derechos humanos, de todos los pueblos. Y personas. Esto nos lleva a implicarnos entre otras cosas en la lucha por la abolición de la Deuda Externa de los países del Tercer Mundo (¿quién debe a quien?)

 

2º) Una base eclesial:

Somos creyentes en la persona y mensaje de Jesús de Nazaret, no en los dogmas emanados de la jerarquía de la Iglesia durante siglos. Seguimos a una persona no a unas doctrinas. Fundamentamos nuestra creencia en los Evangelios. Seguimos al Jesús crucificado por los poderes de este mundo. Sabemos que Jesús no murió por nuestros pecados; murió porque le mataron los poderes políticos y religioso de su tiempo. Como creyentes, pertenecemos a la única Iglesia que existe. Y entendemos a esta iglesia como una Iglesia profética, que denuncia las injusticias y anuncia la liberación. No admitimos una Iglesia que se sitúa al lado del poder, de los Gobiernos y Jefes de Estado que oprimen al pueblo. Trabajamos por una Iglesia de los pobres. Intentamos seguir de cerca a Jesús de Nazaret y su Mensaje. Sabemos que la causa de Jesús es la causa de los pobres. Jesús nos enseñó a leer la historia desde abajo, a partir de los perdedores, de los crucificados. Y desde esta lectura del mundo nos hemos encontrado con otros muchos cristianos y no cristianos y con gente de otras confesiones que, impulsando la creación de realidades alternativas impulsan la creación del Reino. En definitiva, para el creyente, la persecución  de la Utopía es el combate por el Reino de Dios. Hemos optado por esa máxima del Evangelio: No se puede servir a Dios y al Capital. Servimos al Dios de los pobres y repudiamos al Capital y al Capitalismo y a los que apoyan a este Capitalismo.

 

3º) Una tradición marxista:

Nuestros orígenes pertenecen a una escuela marxista. Sabemos, desde Chile 1972 que no hay contradicción entre marxismo y cristianismo. Que no hay contradicción entre Cristianismo y Revolución, entendiendo ésta como un cambio radical de estructuras de producción capitalista. Y sean cuales fueren las distintas formas de interpretar el marxismo. Entendemos globalmente el marxismo como un análisis de la realidad que lucha por transformar esa misma realidad. Decimos que la Realidad es una totalidad cargada de contradicciones en constante cambio. Esto implica tener un pensamiento dialéctico que consiste en saber que nada está aislado ni permanece inmutable e incomunicado. Todo tiene una dimensión histórica.

El Socialismo que buscamos es sobre todo un proyecto de vida, social y política, antes de ser un concepto. Este proyecto debe empezar por una deslegitimación clara y radical del capitalismo. Con una conciencia nítida de que no se puede humanizar este sistema. En síntesis este Socialismo consiste en que las mayorías tengan el mayor grado de decisión históricamente posible en las instituciones económicas, políticas, culturales y militares, que rigen su vida, para crear un mundo justo y solidario

Y podríamos concretar este Socialismo en estos tres objetivos principales:

1. Prioridad de una utilización renovable de los recursos naturales

2. Predominio del valor de uso sobre el valor de cambio

3. Participación democrática en todos los sectores de la vida colectiva

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