Colaboración: ¿Nos deja fríos el Calor? .

¿Nos deja fríos el Calor? .

Antonio Zugasti.

Las olas de calor y los incendios forestales son cosas bastante conocidas en la historia de la humanidad, pero ahora tenemos algo más. La tremenda ola de calor que sufrimos el pasado mes de junio y la avalancha de incendios que calcinó miles y miles de hectáreas en varias provincias  nos advierten que nos enfrentamos a un fenómeno nuevo.

Está generalmente reconocido que estos calores extremos se deben al cambio climático, y por muchos lados oímos la recomendación de que debemos adaptarnos a este cambio climático. En un editorial de EL PAÍS sobre este tema podemos leer: “El cambio climático lleva con nosotros mucho tiempo y aprender a convivir con él requerirá de los poderes públicos un mayor esfuerzo”.  Con el cambio climático vamos a convivir nos guste o no, aprendamos o no. Y no está claro qué quiere decir aprender a convivir con él. Si se refiere a la idea de adaptarnos al cambio climático, esa adaptación es misión imposible.  El cambio climático no para, avanza  y se profundiza cada vez más. Nos exigiría cada vez mayores esfuerzos de adaptación. Acabaríamos vestidos de tuaregs y moviéndonos en camello. Digan lo que digan, la humanidad no tiene más remedio que  ponerse a la tarea de detener el cambio climático y, en la medida de lo posible, revertirlo.   

De poco servirá el esfuerzo para cuidarnos unos a otros en las diversas circunstancias de la vida, si no cuidamos la biosfera del  planeta que nos sustenta a todos. Y eso requiere, desde luego,  un mayor esfuerzo de los poderes públicos, pero sobre todo una toma de conciencia de la ciudadanía. Una toma de conciencia que abarca tres campos, el primero es la gravedad del problema, de lo cual ya estamos bastante advertidos; el segundo es la posibilidad de superar este problema, hoy la humanidad tiene suficientes conocimientos científicos y técnicos, y suficientes recursos para superar  el desafío del cambio climático; el tercero es ser conscientes de que la tarea de hacer frente con eficacia al cambio climático nos obliga a cuestionar  radicalmente el capitalismo, y construir un sistema donde la vida humana esté por encima del beneficio económico

La oligarquía capitalista está enloquecida por su insaciable ambición,  que le lleva a buscar el beneficio por encima de todo. Eso le exige explotar el trabajo humano y también el medio natural en que se desarrolla la vida. Recurrirán a cubrir sus actividades con una capa de pintura verde, incluso piensen que el cuidado de la naturaleza puede ser un buen negocio que les siga dando beneficios. Pero los beneficios no salen de la nada, alguien o algo hay que explotar, también la naturaleza. 

Por otra parte, el consumismo  es algo fundamental para la economía capitalista, y el consumismo es radicalmente opuesto a la conservación del medioambiente. Precisamente el buscar una vía hacia el bienestar y la felicidad que no se apoye en el consumo es el elemento básico de la lucha por la preservación del medio natural. Una vida materialmente sencilla, que busque el bienestar en el desarrollo personal y en unas relaciones sociales satisfactorias y enriquecedoras.

Y tengamos siempre presente  que la especie humana ha surgido en el útero fecundo de la madre Tierra. Hemos crecido, y ahora pensamos que no sólo no necesitamos la tutela materna, sino que podemos explotarla a nuestro antojo. Olvidamos que una persona puede matar a su madre y seguir viviendo; la humanidad no. Seguimos siendo el feto encerrado en el vientre húmedo de la madre, y necesitamos vitalmente de ella. La salud y vitalidad de la madre Tierra es nuestra propia salud y vitalidad  

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