Vivir la fe hoy ¿qué clase de europa queremos?

Un proyecto europeo desde la laicidad y la inmigración

Sinfron

INTRODUCCIÓN

 Si tuviésemos que redactar una síntesis sobre los derechos humanos para que se aplicasen con urgencia, deberíamos escoger el texto de las Bienaventuranzas, por doble motivo: primero, por la claridad y contundencia para actuar inmediatamente y terminar con tanto sufrimiento; y, en segundo lugar, por la gran calidad humana que hay detrás de quien lo ha proclamado. El mismo autor, Jesús de Nazaret, plantea su propio código ético, en Mateo 25,41-43, para quién no desarrolle la política social propuesta: “Apartaos de mí, malditos (…) porque tuve hambre  y no me disteis de comer,  tuve sed y no me disteis de beber, fui peregrino y no me acogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.

 LA REALIDAD

Jesús de Nazaret, para poder seguir sus pasos, nos invita a tener una conciencia atenta: “Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado. ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! (Mt 13,14-16).

 Interpelémonos por la realidad:

280 centros de internamiento existen actualmente en suelo europeo, en el que 20.000 inmigrantes permanecen detenidos durante largos periodos y en condiciones peores que en las cárceles, sólo por carecer de papeles.

Miles de subsaharianos viven una trágica situación en las fronteras entre Marruecos y Argelia; y, en los bosques que rodean las colonias españolas de Ceuta y Melilla, que los han llevado a saltar  las vallas que rodean estas ciudades; claros ejemplos de la Europa Fortaleza, lo que ha provocado varias muertes, centenares de heridos y hasta agresiones físicas por parte de la policía.

-Personas que, por el hecho de ser inmigrantes, en cualquier rincón europeo, son insultadas, desnudadas, les dan palizas e incluso hay casos en los que llegan a matarlas.

 – 7000 seres humanos se han dejado la vida en el mar como resultado de las políticas de control de fronteras cada vez más represivas y crueles.

 – Masivas repratiaciones irregulares se están llevando a cabo por  los diferentes países europeos. Para ello todo vale: los sedan, los drogan, los maniatan,… abandonándolos a toda una serie de peligros que les esperan en sus respectivos países.

 ¿Cuántas mujeres inmigrantes las están prostituyendo en Europa? ¿Cuántas mujeres inmigrantes están internadas en casas, disponibles las 24 horas, por miserables sueldos? ¿Acaso no estamos ante un nuevo fenómeno de esclavitud?

 ¿Cuántos inmigrantes sin papeles deambulan de aquí para allá sin techo y con apenas un trozo de pan que llevarse a la boca? En el mejor de los casos encontrarán un trabajo mal retribuido y en el que la explotación laboral estará asegurada.

 – Centenares de menores se juegan  la vida en los bajos de un camión, en una patera o cayuco, en un maletero, en una cámara frigorífica,… por tal de cruzar la frontera de la gran fortaleza europea. Niños que, en muchos casos, serán expulsados, ninguneando las leyes de protección del menor; y, que serán recibidos con palizas por parte de la policía de sus respectivos países.

 – Falsos tópicos, que generan todo tipo de prejuicios sociales, están provocado que un tercio de la ciudadanía europea manifiesta su intolerancia hacia los inmigrantes, que están teniendo su caldo de cultivo en la política migratoria que está llevando a cabo la UE. Un ejemplo lo tenemos en el ministro de Interior de España: “Si somos laxos con la inmigración, esa avalancha no hay quien la pare”.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Nos podemos plantear tres estrategias para transformar la vieja fortaleza en un espacio impregnado por los colores del arco iris: la afectividad-comunidad, la laicidad en clave de ciudadanía responsable y la fraternidad-soro

La afectividad-comunidad

En una Europa cruzada transversalmente por contravalores como la avaricia, la competitividad, la individualidad, el consumismo, el derroche, el miedo a lo diferente, la insolidaridad,… existe un antídoto irrefutable: la humanidad, el sentirse persona amante de la vida, el reconocimiento del ser humano. Una receta basada en el amor y el bien común que viven personas y colectivos:

– En donde la sangre no determina las relaciones. ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. (Mt 12,48-49).

– En donde la utopía ya es una realidad al considerar hijo a cualquier niño que necesita de nuestro amor y seguridad para llegar a crecer ¿Habrá mayor derrumbe de frontera que esto?

– En donde el maltrato sea una epidemia erradicada.

– En  donde las relaciones pasan por ponerse en el lugar del otro.

 Tiene tal fuerza esta dinámica humana que cada comunidad podría ser como un “agujero negro”, a lo que nada de lo que le rodea se escapa. ¡Nos imaginamos centenares de pequeños agujeros negros por toda Europa generando interacciones gravitacionales a la que ningún ser humano pueda escapar al amor, la amistad, el sentirse reconocido como tal!

70 pg27La laicidad en clave de ciudadanía responsable

 Cuando amamos y sentimos, denunciamos las injusticias ¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor! ¡Ay, de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que os saluden en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo! ¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos! (Lc 11, 42-46).

Esta intransigente política europea está provocando una grave injusticia social, intolerancia y muerte. Al igual que Jesús de Nazaret señalaba con el dedo a los responsables, que ocasionaban el mal a las personas, e incluso llegaba a tirar las mesas de los mercaderes del Templo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos! (Mc 11, 17). Jesús se sentía ciudadano laico y libre, que denunciaba desde su rica humanidad interior, sin estar atado a estructuras religiosas, ni políticas, ni militares. Urge en estos tiempos tomar la palabra y las acciones contra tan salvaje destrucción humana:

– Los gobiernos de la UE están desarrollando políticas marcadas por la intransigencia europea destinadas a disminuir a toda costa la población inmigrante, a través de medidas que no favorecen la inclusión social, como facilitar la salida de inmigrantes con papeles, no permitir la agrupación familiar, recluir hasta 18 meses a los inmigrantes por “el delito de no tener papeles” e incluso expulsar a los menores inmigrantes.

 – Es importante que echemos mano de la memoria histórica para hacer un pequeño recorrido por la infortunada e injusta legislación sobre políticas migratorias, que machacan aún más a los ninguneados de este mundo:  Los acuerdos de Schengen y Dublín, a principios de los años 90, que impusieron la “conciencia de frontera” en la UE, las leyes de extranjería que han ido imponiendo la seguridad de nuestras fronteras a la legitimidad, como el programa Ulises en el Estrecho de Gibraltar, la implantación SIVE (Sistema Intensivo de Vigilancia a Extranjeros), las vallas de Ceuta y Melilla,… Leyes que establecen la expulsión por vía de urgencia, condiciona el acceso a servicios sanitarios y educativos al poder consultar la policía los registros de empadronamiento municipales. Y, por último, La Eurocámara aprobó el pasado mes de junio la Directiva del Retorno, en la que la poca vergüenza política ha llegado a límites insospechables.

– Los gobiernos gastan 190 veces más en armas que en luchar contra el hambre y el empobrecimiento mundial, que evitaría la huida desesperada de miles de personas hacia el norte.

– Los gobiernos destinaron casi 850.000 millones de euros a gasto militar en 2008.

– La UE está impulsando reformas penales para que se sancione a las personas que ayudan solidariamente a inmigrantes indocumentados.

– En Italia se están tomando unas medidas antisociales como no se habían visto desde la época de Mussolini. Ha declarado la guerra abiertamente a los inmigrantes y a todas las minorías empobrecidas, como si fuesen los apestados del siglo XXI.

El triángulo de poder Sarkozy- Merkel-Berlusconi orienta la política de inmigración europea en una dirección claramente regresiva, encontrando en los/las inmigrantes el pretexto que necesitan para experimentar el recorte de libertades contra el conjunto de los derechos ciudadanos. Son las personas inmigrantes los chivos expiatorios de las funestas políticas económicas y sociales que afectan al conjunto de la población.     

– Sarkozy impone el «test de sangre» a los inmigrantes, que establece controles de ADN para el reagrupamiento familiar.

 Con nuestra actitud profética podemos unir nuestras voces al himno evangélico: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor. (Lc 4,18-19).

La fraternidad-sororidad

 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Le dicen los discípulos: ¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande? Díceles Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. Él mando a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas. (Mt 15,32-37)

 Si solo denunciamos, nuestra acción queda incompleta. Al grito “salvemos la hospitalidad(“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados de razón y conciencia, tienen el deber de comportarse fraternalmente los unos  con los otros” Art. 1 Declaración Universal de los Derechos Humanos), tenemos que “pringarnos” con el ser humano que sufre.

–          Acogiendo a niños y jóvenes en nuestros hogares.

–          Autoinculpándonos con los penados por ejercer la solidaridad con los inmigrantes sin papeles.

–          Apoyando a los inmigrantes que actúan de gorrillas como aparca coches, vendiendo pañuelitos en los semáforos, a los que se buscan la vida como top mantas, …

–          Escondiéndoles de la persecución policial por no tener papeles.

–          Organizando redes de búsqueda de empleo.

–          Constituyéndonos en onegés que formen una red de pisos de acogida.

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