Editorial: Un tiempo nuevo.

Un tiempo nuevo.

No cabe duda de que el año 2014 y los anteriores han sido años de indignación e insurgencia. Gracias a ello han surgido nuevos partidos, nuevas propuestas y alternativas de organización social. Aun así, la injusticia sigue reinando, la pobreza alcanza cada día a más familias. El desmantelamiento de los servicios públicos y de los derechos sociales continúa ahogando a la población.

No obstante, iniciamos un nuevo tiempo. El año 2015 llega cargado de esperanza porque es “el año electoral por excelencia”. Se vislumbran cinco citas electorales, iniciándose con las elecciones anticipadas de Andalucía en marzo, seguidas por las elecciones Municipales y Autonómicas en el mes de mayo, para finalizar en otoño con las elecciones en Cataluña y la posible convocatoria de elecciones a las Cortes Generales. Viviremos un año en que políticas y políticos se presenten más cercanos y receptivos con la población, atentos a sus solicitudes, dispuestos a escuchar y prometer “el fin de la crisis”, el crecimiento y mejora del empleo, el fin de la corrupción, etc. Tiempo de promesas y de proyectos pospuestos y condicionados a los resultados electorales. ¿Canto de sirenas, cuento de La lechera? De nosotros depende, en parte, que no sea así.

Los resultados de las elecciones en Grecia han generado expectación en la sociedad europea y particularmente en la sociedad española. Aunque la situación socioeconómica y política de Grecia no es un espejo de la española, sí tiene similitud en lo que respecta a los anhelos de la gente, que ha sufrido, y continúa sufriendo, las consecuencias de una política económica que impone una férrea austeridad a la clase trabajadora precarizada y/o desempleada.

Aún estamos viviendo un duro invierno que se ensaña con la población más vulnerable: los desahucios continúan a diario, la tasa de suicidios es alta, la pobreza energética aumenta. Según el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), España es el cuarto país europeo con más personas en situación de pobreza energética. Alrededor del 17% de los hogares españoles tienen dificultades para cubrir el pago de las facturas energéticas, lo que se traduce en dificultades de mantener una temperatura adecuada en los meses de invierno.

El triunfo de Syriza en Grecia llena de esperanza a quienes confían en que es posible gobernar pensando en la gente y no en el poder financiero. El ejemplo del pueblo griego ilusiona a un gran sector de la población, que desea un cambio radical de las políticas económicas de este país. Este año tendremos oportunidad de expresar ese deseo a través de las urnas electorales. Pero hay que recordar que no todo acaba al obtener el recuento de los votos y lograr un cambio de líderes. Se trata de un cambio en el modelo de participación política, de un nuevo modelo de participación ciudadana que se haga escuchar y reflejar en las decisiones de los gobiernos. Y para eso es necesaria tu implicación, la mía, la nuestra. No se trata en tener Fe y Esperar a que la situación cambie por la gracia de los líderes; se trata de aceptar y asumir el compromiso de trabajar por la construcción de una sociedad nueva y alternativa a la actual. Pasa por el trabajo diario y cuidadoso, como el de quien trabaja la tierra. Como dice la canción de Lluís Llach, “es preciso que nazcan flores a cada instante”, y para ello hemos de ir a sembrar, regar, podar, aunque nos duelan los huesos.

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