STOP DESAHUCIOS: UN NUEVO MODO DE PENSAR, DE VIVIR, DE ACTUAR… Y DE SER

STOP DESAHUCIOS: UN NUEVO MODO DE PENSAR, DE VIVIR, DE ACTUAR… Y DE SER

 Luis Ángel Aguilar Montero

Miembro de la Plataforma Stop Desahucios de Albacete

 Durante 9 largos meses cientos de personas, agrupadas en las más de 50 plataformas locales de Afectados por las hipotecas (PAH) y/o Stop Desahucios, hemos estado embarcados en la tarea de sensibilización, denuncia y obtención de firmas para intentar cambiar la injusta y vetusta ley hipotecaria actual mediante esa herramienta de participación ciudadana que es la Iniciativa Legislativa Popular (ILP).

Como requiere esta exigente metodología en España, hay que conseguir un mínimo de 500.000 firmas para que la iniciativa solicitada llegue al Parlamento, al que obliga solamente a debatirla, si es que la admite a trámite, que no a aprobarla.

Pues bien, gracias al esfuerzo de afectad@s y voluntari@s de estas plataformas estoy seguro que se habrá conseguido triplicar el mínimo exigido.

Públicamente Redes Cristianas nos preguntaba ¿De qué parte estábamos nosotros? (Ver nuestro número anterior), porque, ante este lacerante drama que pone sobre la mesa una de las contradicciones del sistema capitalista español, que mantiene 5 o 6 millones de pisos vacíos mientras se expulsa de sus hogares a más de 400.000 familias que no pueden pagar las abusivas hipotecas a unos bancos que precisamente reciben inconmensurables ayudas que les son negadas en cuantías ínfimas a dichas familias, solo se puede estar de un lado; o estamos con las fuerzas y apaños del sistema o estamos por el cambio del sistema. Ahora queremos tratar de nuevo el tema y precisamente desde esta sección porque es vivir de otra manera (y legislar de otra manera) lo que necesitamos hoy.

Aunque escribo como miembro de la Plataforma Stop Desahucios de Albacete, creo que expongo el sentir solidario de la mayoría de las PAH españolas cuando reconocemos lo novedoso de este nuevo talente participativo que, fundamentalmente a partir de las correspondientes comisiones de Vivienda del 15-M en cada localidad y gracias a la avanzadilla que había supuesto el trabajo y experiencia previa de las PAH catalanas primero y murcianas después, hace más de 4 años, ha puesto en el debate público, social, político y mediático, este tema capital que ciertamente “no es una crisis, sino una verdadera estafa, un genocidio”. Por un lado la paralización de todos los desahucios de vivienda habitual y deudores de buena fe, mediante la correspondiente moratoria que ya existe en países como Francia, Grecia o Italia; la necesidad de la dación en pago, también con efectos retroactivos, y los alquileres sociales que requieren un verdadero parque de alquiler para que los afectados puedan vivir entregando un máximo del 30% de sus ingresos a la vivienda.

La voluntaria y entregada gente de las PAH y de Stop Desahucios, con esta nueva forma de vivir solidariamente, no solo hemos conseguido poner el debate encima de la mesa y en el Parlamento; no solo hemos logrado un millón y medio de firmas para la citada ILP; no solamente hemos detenido cerca de 600 desahucios en España, cuando el Gobierno con sus ridículos decretos y códigos de buenas prácticas reconoció haber parado solamente 8, sí ocho; y no sólo hemos obtenido el respaldo del 90% de la ciudadanía para nuestras propuestas, sino que además hemos estado denunciando esta “estafa hipotecaria generalizada” que reconociera Ada Colau en el Parlamento y, lo que es más importante, hemos estado acompañando a miles de familias en su dolor, escuchándoles, llevándolos a las plazas a compartir su caso, acompañándoles a negociar con los bancos sus daciones en pago, las novaciones de sus hipotecas o los alquileres sociales de sus propias casas.

Hay que reconocer el papel de la sociedad civil que sí ha estado a la altura, frente a las adversidades y maldades del sistema, de la misma manera que hay que lamentar que no lo han estado los políticos en general (si exceptuamos a IU, a la izquierda plural, a ERC y al BNG que siempre fueron sensibles al tema) que más bien han tratado de aprovechar el clamor generalizado o la divulgación de algunos casos de los muchos suicidios a los que se ha llegado por estas causas, para hacer demagogia barata sin resolver la situación.

También hay que valorar a toda nuestra entregada gente que está demostrando día a día esa NEOTENIA moderna junto a los que lo pasan mal. Un nuevo modo de SER –Vivir de otra manera, lo llamamos en UTOPÍA– por el que de una forma desinteresada, sus miembros se juegan el tipo, la integridad y su propia economía con las vergonzantes multas con las que nos han criminalizado por estar ahí (por cierto, lo mismo que pretende hacer el ministro Gallardón criminalizando la hospitalidad cuando estemos ayudando a personas inmigrantes irregulares).

Esta barbarie tiene que acabar y si cuando tengas esta revista en tus manos, los partidos que tienen que aprobar el cambio de esta injusta ley hipotecaria en los términos solicitados, no lo han hecho, el respaldo tan grande que nos ha dado la ciudadanía debe tornarse en demanda generalizada por conseguir una sociedad más justa y habitable; y ello pasa invariablemente por la paralización inmediata de todos los desahucios de vivienda única y habitual, por la oferta del alquiler social para los casos necesarios y por la dación en pago con carácter retroactivo siempre en los casos señalados como mínimos irrenunciables. Todo lo demás no serán sino paños calientes que nada solucionarán.

Por eso, si llegara ese caso de ceguera política, como sabemos por las encuestas que la inmensa mayoría de la ciudadanía se ha mostrado favorable a estas propuestas, y que los diputados/as como personas también lo están aunque en un porcentaje menor por la disciplina de sus partidos, desde aquí les pido a quienes así piensen que rompan esa disciplina de voto e invocando a sus valores éticos, morales y democráticos, voten en conciencia, y a ser posible en sintonía con lo que se ha demostrado ser una generalizada demanda ciudadana. No se trata de no respetar su libertad de voto, sino de pedirles que se informen bien y que piensen en las dramáticas consecuencias que pueden tener sus actuaciones, así como que sus conciudadanos les vamos a presionar y a pedir responsabilidades individualmente, para que no puedan esconderse tras el anonimato de un botón. Tan solo el recuerdo de tantos y tan lacerantes suicidios que se van conociendo ahora por esta causa debería bastar para pensárselo al menos.

Desde aquí quiero terminar pidiendo el apoyo de toda la gente de buena voluntad invitándola a que vengan unos días a las reuniones de nuestras plataformas, a que nos acompañen en cada intento de paralizar un desahucio, a que se sumen a las manifestaciones y demás acciones de denuncia pública, marchas y concentraciones por esta justa causa para desterrar -en la medida de lo posible- tanta corrupción, tanta impunidad y tanta injusticia en nuestro país. La causa lo merece, ya sea por el Reino o por ese Otro Mundo Más Justo que es posible y necesario. El reto es nuestro.

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