Entrevista a Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger

Santiago Agrelo

Entrevista Santiago Agrelo

Santiago Agrelo Martínez, es un franciscano español arzobispo de Tánger.

Fue nombrado arzobispo de Tánger por Benedicto XVI en 2007, cuando era párroco en la diócesis de Astorga y profesor en el Instituto Teológico de Compostela.

Destaca por ser crítico con las políticas sobre extranjería del Gobierno del Partido Popular, incluidas las vallas con concertinas en las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla.

Santiago Agrelo: “En Tánger, aprendemos el Evangelio de los musulmanes y de los pobres”

Nuestro compañero Luis Pernía, le ha entrevistado para el primer número digital de la Revista Utopía

El escándalo de los ricos, que ha llevado la desigualdad a extremos nunca vistos, ¿se solapa diciendo que son los inmigrantes los que vienen a aniquilar nuestro estado de bienestar?

Me vais a permitir que diga una locura: Y si así fuese, ¿qué?

Y continuaré haciendo preguntas insensatas: ¿Es que se ha de anteponer mi bienestar a la dignidad de los demás? ¿Es que mi bienestar se ha de mantener a costa del ejercicio de derechos fundamentales de otras personas? ¿Es que yo tengo derecho a mi bienestar y el otro ni siquiera lo tiene a estar?

Pero si de las preguntas en que me hago el loco paso a una observación en la que puedo hacer de cuerdo y muy racional, entonces diré que ese “vienen a aniquilar nuestro estado de bienestar” es un mantra que, repetido, cumple con su función de anestésico de las conciencias y de justificación de un crimen atroz, porque de política criminal se trata cuando hablamos de política migratoria de la Unión Europea o de España en particular: esa política es una condena a muerte para miles de personas inocentes.

Las bienaventuranzas, ¿son un escándalo?

Entrevista Santiago AgreloLas bienaventuranzas son una locura de Dios y sólo a él se le podría ocurrir decir cosas semejantes. ¿He dicho Dios? Mejor si digo Jesús de Nazaret, que es lo mismo pero en carne y hueso.

Siempre me pareció más difícil explicar las bienaventuranzas que vivirlas. Si las vives, experimentas que son verdaderas. Si las explicas, te avergüenzas, al menos porque puede parecer cínico decirle a quien se sabe desgraciado que, en realidad, es un afortunado. Y, lo que es peor, puedes parecer un interesado distribuidor de opio para el pueblo de los excluidos.

Y hay algo más: Siempre me pareció imposible hablar de las bienaventuranzas desde una situación existencial que no sea la que ellas consideran. Un rico no puede decir jamás: “Dichosos los pobres”. Sería intolerable.

El que lo dijo, el Dios en carne y hueso, para poder decirlo, hubo de hacerse bienaventurado él también, entiéndase pobre, y hambriento de justicia, y perseguido y calumniado… Y esto no se puede decir sin escandalizar al personal.

El Reino de Dios, ¿es un escándalo?

Si por escandalosa se entiende una realidad que, por inesperada, nos sorprende y, por novedosa, nos descoloca, habrá que decir que el Reino de Dios es un escándalo.

Se le esperaba glorioso, y aparece despreciable. Se le deseaba fuerte, y se manifiesta débil. Se le soñaba poderoso, y aparece humilde. Se preparaban para él los justos, y llega para los pecadores. Se le podía suponer centrado en el templo, en los ritos, en las sinagogas, y se manifiesta como un Reino de Dios para los pobres.

Resulta que en el Reino de Dios se da la prioridad a los mancos en detrimento de los sábados, y son de casa las prostitutas y los ladrones, donde sólo teníamos previsto que entrasen los que pagan el diezmo de sus bienes, incluso de la ruda y del comino.

Decididamente, el Reino de Dios es un escándalo.

¿Qué significa Beliones a las puertas de Europa?

El de Beliones es otro tipo de escándalo, precisamente porque lo damos nosotros y no el Señor. Cuando es el Señor el que escandaliza, lo hace porque da la vida a quien no la tenía. Nosotros escandalizamos porque quitamos la vida a quien la tiene.

Beliones es un lugar de tortura para centenares de inocentes. Los cínicos dicen que los chicos están en ese tormento porque quieren: nadie los obliga a estar allí. He dicho ‘cínicos’, pues de cinismo se trata cuando se sugiere que alguien está voluntariamente en un lugar, a sabiendas de que está allí empujado por la necesidad.

Claro que a los cínicos se les podría decir que esos chicos están en Beliones porque tienen derecho a estar allí, y lo que hacen los torturadores es impedir el ejercicio de ese derecho; como tienen derecho a pedir asilo, como tienen derecho a ser protegidos y no maltratados; como tienen derecho a emigrar sin que nadie ponga vallas en su camino…

Beliones, que es un monte de Marruecos, es una vergüenza de Europa. ¡Una vergüenza de escándalo!

Ponerse a los pies de los pobres, ¿es un escándalo o un reto?

Entrevista Santiago AgreloPara un discípulo de Jesús, “ponerse a los pies de los pobres” es un mandato que pertenece al corazón de la fe. Curiosamente, no figura en ningún credo y tampoco lo encontraríamos en ningún elenco de dogmas de la fe.

En el evangelio de Lucas se dice de Jesús de Nazaret que dio por cumplida en su persona la profecía de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres”. Y el evangelio de Juan nos permite contemplar, asombrados, que Jesús lava los pies de los discípulos. Y allí resuena el mandato: “Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”.

Ver a Dios a nuestros pies y pensar que podemos tener otro oficio, otra vocación, otra religión, será sólo una manera de engañarse cada uno a sí mismo.

¿Qué decir de la política europea sobre refugiados? ¿Qué decir de la Iglesia española?

Si hablamos de política migratoria europea, la considero egoísta, miope, inicua y suicida.

Egoísta: decidida en nombre de la propia seguridad, del propio bienestar, de los propios privilegios. Los negreros de ayer no hemos renunciado a ser los negreros de hoy, los amos que hoy impiden salir de sus tierras a los mismos a quienes ayer se les impedía quedarse en ellas.

Miope: porque echa a las cunetas de la vida energías increíbles, corazones limpios, riqueza cultural, humana y también económica.

Inicua: porque discrimina, pisotea derechos fundamentales de las personas, excluye de bienes que a todos pertenecen, cierra caminos que todos tienen derecho a recorrer.

Suicida: no hace falta que lo explique: si hasta ahora hemos conseguido una Europa vieja –una Europa de viejos-, mañana mismo será una Europa de muertos.

Luis Pernía

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