Comunidades cristianas populares del estado español ante las elecciones

En las Comunidades Cristianas Populares estamos integrados católicos practicantes que con frecuencia tenemos dudas en tiempo de elecciones, porque no acaba de convencernos el programa de ninguno de los partidos.

Como seglares responsables y conscientes de que el tratamiento de los asuntos políticos, económicos y sociales es función nuestra, conforme a lo que determinó el Concilio Vaticano II, todavía vigente, queremos añadir a los criterios que da la Conferencia Episcopal, otros criterios para ayudar a los creyentes a decidir su voto.

  • La actitud ante el sistema global neoliberal, económico y financiero que convierte todo en mercancía, incluidos los seres humanos.
  • La actitud ante la emigración y la defensa de los derechos de las personas y las familias a las que se niega la convivencia cuando se impide la reagrupación familiar. (Esto hace más daño a las familias que las bodas de homosexuales)
  • La actitud ante las guerras y las bombas de racimo.
  • La actitud ante el urbanismo desalmado y salvaje que encarece la vivienda hasta hacerla inasequible. (La falta de vivienda es más dañina para la familia que los divorcios de común acuerdo)
  • La actitud ante los contratos basura, que impiden a los jóvenes formar una familia..
  • La actitud ante los que se han hecho riquísimos y los que se han empobrecido, con una política de impuestos sobre los grandes que favorezca la igualdad y el reparto.
  • La actitud ante la crisis económica: quién asegura más que el dinero público se emplee en paliar los efectos en los trabajadores y trabajadoras y no en afianzar la riqueza obtenida por inmobiliarias, bancos y financieras.
  • La actitud ante el 0,7 para solidaridad internacional.
  • La actitud ante las víctimas del franquismo, los juicios sumarísimos y los que todavía andan por las cunetas y el restablecimiento de su dignidad.
  • La actitud ante la crispación política que nos ahoga a todos.
  • La actitud ante la Sanidad Pública.
  • La actitud ante la desregulación de las normas, que deja todo al mercado.
  • La actitud ante la privatización de los bienes comunes.
  • La actitud ante las minorías y el respeto a sus derechos.

Esto es lo que nos preocupa. Esto es lo que nos hace dudar de a qué partido debemos dar el voto, porque ninguno nos satisface. Vemos con tristeza y desencanto que nuestros obispos nos han dado unos criterios para sacarnos de la duda que olvidan la opción por los pobres, luchan, a la manera de los fariseos, más por la Ley  que por las personas y las familias de carne y hueso, y están seleccionados de manera sesgada y partidista de tal manera que, aunque quizás no lo pretendan, parecen indicarnos que no votemos al Partido Socialista. Lo decimos con todo respeto y reconociendo su derecho a manifestarse libre y públicamente. No pretendemos hacerles callar o perseguirles sino amonestarles fraternalmente a que empleen criterios más evangélicos y menos partidistas.

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